viernes, 22 de junio de 2007
La gloria
Imprescindible resultan los fulgores lumínicos que trascienden las acertadas orillas del pandemónium ecléctico de los seres insoportáblemente incoherentes refulgiendo y ordeñando las masas acuosas que se tratocan objetablemente en la desviación de los dioses a través de los pormenores de las rúbricas hegemónicas y dalécticas de los que se rapan sin usar la sutura del aguijón verde que resplandece dentro de los más recónditos y lúgubres mitos y las melodías de la trasubstancialiazación que reverbera en la inmensidad de un cajón para tejer y que se enredan con cualquier impulso cuasieléctrico lleno de quiromoancia y brujería sutil para conseguir los bailables egeos llenos de minas, tambores y cánticos tribiales y triviales que rondan en lo más sumiso de las vértebras de un cráter lleno de gónadas e intestinos putrefactos, inocuos e intactos con la vitalidad rumana de los gitanos hechiceros que logran destellar por milenos a pesar de las cargas industriosas y malévolas que los reúnen en un vaibén de sensaciones demoniacas y lúcidas rodeadas de la tranquilidad sibilítica de las maniobras de un Tarzán que puede aullar y pedir clemencia dentro del verdor de la espezura negra que trastoca los límites humanos tras los goces y los omnívoros destartalados que sueltan la bocanada de humo patético encontrando vitalidad y precisión en las intensas goteras de los recuerdos que piensan en la blancura de los polos y que sólo encuentran en el magnetismo hermético de la decadencia una reflexión rumiante que desvanece y biodegrada los pensamientos en rombos y aleteos de moscas que levantan la cosecha a través de pasitos llenos de hedores lángidos dándo a los túmulos un aspecto de discordantes pedazos de tierra y moho, oliendo a cigarro y sal y a sudor de hembra que se sienta en la meditación perenne de la maternidad y del discurso apocalíptico que desoye a los ruegos clamorosos sentados en lo más inmenso de su vientre, lleno de salpingoclasias inútiles y de estertores pundorosos que podrán llenar de agua y de estiércol los límitos insolutos de una especie que sólo transmite sus minerales y genes a otras especies que en un abrir y cerrar de ojos volarán y se encontrarán en un cielo despejado, lleno de trompetas y guirnaldas y el bocabajo de las sinuosidades carnales develará una deplorable imitación del ser que no es y que es porque quiere ser mientras que el cero frenético reune las fuerzas rubicundas de un borracho que mira a través del fondo de una botella las gotitas que se elevan y tocan el cielo, llenando de fuerza los pulmones del dictador que sienta a sus discípulos monogámicos y desgraciados en frente de unos simios con la certeza de que llenan los espacio con un brillo perdido en la ignominia del tiempo y de los descalabros sufridos por los vórtices implacables que llenan de espantos y demonios los equívocos fundamentados en la tala de montes y de templos rellenos en un incesante aspecto lúgubre y decimonónico lleno de esperanza y de certeza que los caminos se arremolinan en una curvatura extremadamente simplona llena de mitos y mientras te encuentras en un laberinto de engaños y artificios diseñados para desdeñar el alma y aumentar los valores en las carteras vencidas de los vencidos que se sienten vencedores y que sólo pueden trastocar los rostros de la felicdad a través del apuntalamiento de sus guirnaldas, te das cuenta de que el mundo se va por el agujero prediseñado por dios y que en este momento el ruido de la gran cadena estará estropeando los deseos más vagos y fantásticos pues sólo podrás soñar en los sueños y la vida de los gnosticos que sólo supieron decir lo que callaban.
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