viernes, 30 de noviembre de 2007

FaVula 5: El que llama... paga...




Mucho se ha discutido sobre las llamadas de extorsionadores que sacudieron los nervios de más de un diputadete. La versión oficial la conocen todos, pero la versión real, la que ocurrió en cada uno de los pensamientos de los que vivieron "la terrible vivencia de ser extorsionados", esa me la sé yo. Digo, modestia a parte, no por nada me dicen el Diablo, je je je.

La realidad es esta: me encontraba un tanto aburrido y tuve que utilizar a estos juguetes míos para pasar el rato. ¿Qué hice? Un ejercicio muy simple, milenario y muy, muy efectivo: los hice pelear uno a otro. Preferí llegar con los del PAN. Los del PRI ya me han cansado un poco, los del PRD tienen pacto con Fidel así que no me puedo meter en esa jurisdicción. ¿Conclusión? Sólo me quedan los marimochos del PAN. Son los ideales. Además de que sus santurronerías no me convencen del todo (¿quién por los mil yoes jura el nombre de dios y además se vuelve diputadete? Hay que ser verdaderamente hipócrita y cínico... y esos son los que más me gustan.

Primero fui con el diputado Pedro Pulido. Caramba, debieron ver su cara cuando le sugerí que Francisco Dávila, con todo y su mueca mustia de cordero impoluto, se tiraba a su hijo. ¡Ja ja ja ja! El zoquete no me dejó terminar, pero no importa, porque su reacción rebasó mis expectativas jajajaja. Tomó el teléfono y lo mejor fue oir su quejido "me las vas a pagar", que según él fue muy de macho, muy de hombre que va a poner orden, pero realmente era como de jovenzuela recogida jajajajaja. Entonces que le marca a unos tipitos "Márcale al hijoe... de Dávila (lo siento, no es mi estilo decir groserías), sácale un sustito... a ver si deja de estar ching...".

Unos minutos después, Dávila recibió una llamada. Se puso blanco, blanco, blanco. Empezó a mirar a todos lados, buscando la salida para ir al baño, tan mal se puso que había olvidado cómo llegar. Pero al arrastrar la mirada se topó con la mueca sardónica de Pedrito. Comprendió ipso facto lo que acababa de ocurrir. Es interesante ver cómo para muchas cosas, estos entes no pueden carburar con rapidez, pero si de chanchuyos y bajezas se trata, son muy rápidos, créanme, se los dice un experto. ¿Qué hizo? Yo no quería adivinar, porque precisamente esto es lo divertido, ver cómo se mean entre ellos, y cada uno tiene su toque especial, su manera de hacerlo, pues. Eso es lo divertido.

El chico Dávila tomó su teléfono "me las vas a pagar", dijo y que le marca a los mismos tipitos. Claro está, ninguno de los dos diputadetes jamás se les ocurrió que le estaban llamando a los mismos. "Dile al jodón Jesús que le tenemos a un secuestrado", dijo Dávila. Yo me quedé un poco turbado, no había regresado la amenaza a Pedrito. Pero en seguida capté sus negras intenciones. Jesús Flores Morfín sabía de los "negocios sucios" (así es muchachones, no sólo de PAN vive el hombre, o en este caso los diputadetes, y tienen que incursionar en otras tareas tan poco nobles como las que desmpeñan) de Pedrito, así que tan pronto le avisaran que le tenían a su crío, Jesús sabría con quien arreglárselas.

El tío Dávila había trazado bien su plan, dos contra uno es mejor que uno a uno, digo, aprenden bien eso de la pelea sucia. Sólo que el tío nunca se dio cuenta de que Chuchito es un poco imbécil y tiene los dedos poco conectados con el cerebro. Al brillante Chuchín se le ocurrió amenazar a Pedro, pero como sus dedos no conectaron con los mandatos del cacúmen, terminó por marcarle a Lizbeth Medina. "¿Bueno?", contestó la diputada. Chui se quedó de a seis "A chingá... ¿A, a ... a dónde hablo?", "¿Jesús?", "No, no, este, no, estoy hablando para decirle que esto es un secuestro". "¿Un secuestro? ¿Esto es un secuestro? No, esto es una llamada telefónica". "Oh pues, no, que diga, le tenemos secuestrado a alguien". Lizbeth mejor colgó, sabía que era una mala broma o era un secuestrador novatón, y en ambos casos no era real. ¿O sí?

Entonces a Lizbeth le dio un poco de ese escozor que te da cuando no sabes si metiste la pata. Volvio a abrir su celular y marcó al número "secreto". "Bueno", dijo una voz áspera. "Bueno, ¿Lupe? ¿Tú marcaste?". "No señora, para nada. ¿Cómo le voy a marcar? Ni modo de querer secuestrarla a usté... no eso sería como darme un balazo en el dedo chiquito del pie izquierdo". "Bueno, bueno, está bien... Luego te marco". "Antes de que cuelgue señora... oiga, ¿qué sus compañeros no están trabajando o hay feria ahí o qué?", "¿De qué me hablas Lupe?". "Pues sí señora, es que ya me hablaron dos de ahí mismo y quieren que los extorsione a ellos mismos. La verdá no entiendo el plan. Yo ya los llamé a todos, pero pues no más se quedan callados...". "¡Qué raro Lupe! Espera, espera..." "¿Qué pasó?" "Es que se desmayó Mirna... al rato te marco".

Así es, entre tanto desbarajuste, el buen Chuchito volvió a marcar mal y en esta ocasión le llamó a Mirna Rincón. Sólo que esta sí se lo creyó y ¡moles! Cayó al suelo. Así estuvo el asunto. Lo único que yo sé es que yo tuve un espectáculo medianamente bueno (soso, pero en fin... ya me desquitaré con Sarkozy) y lo que nadie se ha dado cuenta es que el más beneficiado con todo esto no son los secuestradores virtuales, es mi cuate Carlitos. ¿O que no el que llama paga?

jueves, 29 de noviembre de 2007

Un grinch vio Japon




Lo dije en el post de cine anterior, me gustan las películas con historia y sobre todo con la peculiaridad que te puede regalar la creación de un ser humano. "Japón", del recientemente convertido en uno de mis directores favoritos, Carlos Reygadas, es una historia llena de drama, pero sobre todo, desborda olor a humano. Debo advertirlo, no es para todos los gustos. Si a usted, lectora, lector querido, le gustan las historias más comunes, no la vea, simplemente no la va a tolerar. Pero regresando a lo que decía, desborda olor a humano por todos lados.

No sólo subyace en el discurso narrativo de la película, que nos envuelve en visión de un hombre que busca en el campo la redención. También lo hace en las actuaciones, que, por lo que he analizado, son una buena combinación entre actores que personifican y personas que actúan. Lo hace en los movimientos de cámara, que se intercambian entre la idea clara, previamente concebida y que yace en un papel como un diagrama o como un storyboard, y lo que dicta la naturaleza del momento. Lo hacen las locaciones completamente naturales, sin prefabricación aparente.

En primer lugar, me parece realmente aventurado hacer que una persona, común y corriente, se le haga participe de una forma directa dentro de una cinta. Esto no sólo queda patente en "Japón", "Luz silenciosa" también es una muestra clara de la actitud del director para con su filme; es una mezcla entre drama y ficción. Más bien, y como lo diría la "Preciosos", es un docudrama que me recuerda a las horas soporíferas del 31 mientras veíamos sin ninguna piedad en absoluto, las intrigantes imágenes del docudrama mexicano "Redes".

Pero Japón es una película que se tiene que ver. Nos da una clara muestra de que el cine no tiene porqué tocar temas "de actualidad social" ni denunciar ni mostrar "nuestra realidad" cuando esa realidad sólo se encarna en corrupción y desorden. Evidencia que las temáticas "fuertes" no son las que hacen un buen cine. Lo que hace un buen cine, es como lo he dicho en varias ocasiones, mostrar una visión particular frente a un hecho general. ¿Cómo? Simplemente dime ¿para ti, qué es la vida?

La vida es un hecho general, a todos nos pasa y a todos se nos pasa. Pero ninguno la ve de la misma forma, por muy cuadrado que tengan el cerebro. Unos pueden darle mayor importancia a los sucesos terribles, otros prefieren lo suavecito, muchos más preferirán ir contracorriente, mientras algunos luchan por tratar de ser diferentes y se cansarán de ver que siempre hay alguien que ya pensó lo mismo que ellos. Y esto es lo que nos regala Reygadas en "Japón", una clara postura frente a lo cotidiano, frente al amor y la muerte.

Definitivamente hay que ver la película para dejarse llevar por las imágenes lentas, largas y cautivantes. Cada trozo de película encapsula a una imágen y con ella a todo un pedacito de vida, que al ser suturada nuevamente en un orden específico, nos muestra a un cuerpo desnudo y cosido por hilo de cáñamo, y de pronto, con el poder de la luz, con un toque de electricidad, se levanta el Frankestein que nos hace ver que en todo lo que creímos se pondrá de pie y andará con vida propia. Es una forma de cesar nuestro apetito por ser dioses: crear arte, que a su vez dará vida a más arte...

¿Que diablos es?

Hace poco, el excelso Dr. Morán me hizo una pregunta a la cual contesté atropelladamente y, sinceramente, la contesté terriblemente mal. Me cuestionó, a propósito de mi tesis, ¿qué es el cine? ¡Chaz! Sé que no es una pregunta del otro mundo y de hecho es muy sencilla y simple su respuesta, pero yo me solté con otro choro, uno referente a la representación. En fin, me quedé pensando en que, si voy a defender mi tesis el día 19 de diciembre, pues lo mínimo que tengo que saber es ¿qué es el cine? Sobre todo tomando en cuenta que el tema de mi tesis versa precisamente en la utilización de las herramientas de las que dispone el lenguaje cinematográfico.

El cine, simple y llanamente, es narrar a través de imágenes concatenadas en un hilo conductor que se llama tiempo. No se necesita nada más que una historia y movimiento para que el discurso que se nos presente sea considerado cine. ¿Debemos usar cámaras de 35 mm? ¿Se debe contar con un fotógrafo? ¿Es necesario un set para filmar? ¿Sin tripies ni rieles ni cables ni luces extra ni nada de eso es imposible hacer cine? Yo contestaría que nada de lo anterior es NECESARIO. El cine es cine porque nos cuenta algo a través del movimiento.

El cine cuenta algo porque debe tener la intención de enviar información a otros seres (o incluso al propio realizador), ya sea al estilo periodístico (o reconstruyendo) o mostrando una clara visión del emisor (representación) o bien, por la simple finalidad del entretenimiento. Es necesario que haya movimiento, o un pase de imagen a otra imagen pues de lo contrario estaríamos hablando de fotografías, que es otro medio de comunicación completamente rico y efectivo. Por lo tanto, concluyo que para existir el cine sólo son necesarias dos cosas: historia y cinemática.

Ahora bien, como dice el viejo apotema "en gustos se rompen géneros", por lo tanto, podemos hablar de buen cine y mal cine. Este ejericicio valorativo esta contextualizado por la visión de cada persona, por lo tanto sería improbable que alguien pudiera definir con exactitud lo que es buen cine y lo que es mal cine. Lo que sí se puede decir es que el mal cine es el que no nos gusta y el buen cine el que sí. Yo sé que se escucha estúpido por la redundancia, pero a veces es necesario escuchar este tipo de cosas para partir de algún lado e ir a algún otro.

Dadas las anteriores definiciones y puntos de partida, puedo afirmar que, para mí, un buen cine, es aquel que, en primer lugar, nos cuenta algo con todas las características necesarias en una obra narrativa (ritmo, acción, variaciones, argumento) y que lo haga de una forma peculiar. --No hablo del movimiento porque es obvio que debe haber movimiento--. ¿A qué me refiero con la peculiaridad? Cada película es la visión de alguien, ya sea de un director que quiere contarnos "esa" historia que ha guardado por décadas bajo la lamparita del buró, o bien el productor de un carísimo estudio de los Ángeles. Al final y al cabo, los dos son personas y nos mostrarán visiones propias y peculiares o particulares.

El único momento en que una obra de alguna casa productora me deja de gustar y me empieza a parecer mal cine, es cuando utilizan de más alguna fórmula técnica o narrativa para arrancarnos una sonrisa o ponernos los cabellos de punta. Hablo, por ejemplo, de muchas producciones mexicanas (no hablaré de las producciones gringas que ni sirven para dominguear) que basan su éxito en tres cosas fundamentalmente: debe contener un cúmulo elevado de groserías para arrancar la sonrisa de la gente, debe haber alguna escena sexual (las dos anteriores son porque están a favor de la libertad de expresión ¿por qué callarnos? ¿por qué ocultar? Es verdad, pero hay que saber cuándo) y por último siempre debe haber algún actor "reconocido" aunque el tipo no sepa actuar (véase Martha Higareda y muchos más).

En fin, el buen cine, para un servidor, se distinguirá porque tiene un pedacito del alma de alguien, traducido en creatividad y sorpresa, en un manejo (aunque sea usual) atinado de los recursos para mover las fibras necesarias, ya sean las del corazón o del cerebro, o aunque sea las que te permiten matar horas y horas de ocio sano y constructivo, porque no puedo negarlo también me gusta Bob Esponja.

miércoles, 14 de noviembre de 2007

Pilon: La llanta

Acabé de escribir el último post del día, me dirigí al lugar donde usualmente ingiero mis sagrados alimentos y más adelante comencé a arreglar mi enmarañada persona para salir y ver a Cosqui. En eso estaba cuando mi mamá me aviso de una forma muy amable que la llanta del coche se había ponchado y que sería una buena idea ir a arreglarla. Efectivamente, eso sería una muy buena idea. De modo que cambié mi atuendo para estar un poco más cómo y poder ensuciarme con gusto. Llegué frente a la llanta que yacía apachurrada bajo el inconmesurable peso muerto de "Minu".

"Esto es pan comido" me dije, claro que nunca pensé en que el pan también puede caer pesado, causar indigestión, una turbulencia y más adelante vómito insostenible con tendencia a exprimir tanto al cuerpo que éste quede tendido sin sentido y sin vida. Pero eso no lo pensé, como bien lo he dicho más arriba. Saqué la pequeña mochila en la que guardo las herramientas necesarias para hacer un cambio sencillo de llantas. Una vez con los artilugios afuera, puse manos a la obra. Confiaba en que ya había logrado sacar una llanta alguna lejana vez. Pero ésta sería diferente.

Nunca pensé que un momento así me recordara tres apotegmas básicos que ningún mortal debe olvidar jamás: "Suerte de principiante", "el diablo se esconde en los detalles" y "a fuerzas ni los zapatos entran". Intenté dar vuelta a las tuercas en contra de las manecillas del reloj, y por más que pisé y pateé y pisé y pateé la maldita llave (que para mi mala suerte no era de cruz, sino sólo una simple llave pitera, ¡Dios! ¿Por qué las agencias no incluyen llaves de cruz en los kits de herramienta?) la tuerca no aflojó (nunca me había pasado esto).

De modo que recordé alguna vez en que quise ayudar a Cosqui a cambiar su neumático, y estuve haciendo el mismo movimiento hasta que casi barro la tuerca. La luz se hizo en mi cabeza y decidí girar la tuerca hacia el otro lado, hacia las manecillas del reloj. Pero fueron vanos mis esfuerzos. Mi madre llegó sólo para ver a su hijo sudar como camionero en el tráfico de las tres de la tarde sobre Constituyentes. "¿Y si lo estás haciendo del lado incorrecto?", un nuevo apotegma era el que estaba a punto de romper "siempre hazle caso a tu madre". La tuerca no salía y yo me cansaba, y mientras más brincaba en la llave más lejos se veía la proeza y crecía la fantasía. Y de pronto "prack" la tuerca se rompió y el birlo quedó incrustado en el tambor. Así que fue momento de llamar al Ángel.

Así fue como hizo su aparición el portero del edificio: Ángel. Él tampoco pudo hacer mucho, aunque me di cuenta que empezó a girar la tuerca hacia el lado contrario del que yo había girado. Logró sacar otra tuerca, pero también la trozó. Y así, de poco en poco la llanta salió pero los birlos seguían dentro. Tuvimos que ir por un mecánico, el cuál, previa la compra de birlos y tuercas nuevas, dejó las cosas en buen estado. Ahora sé que no sé cambiar una llanta, y lo que pasó la primera vez que lo hice fue suerte de principiantes. Ahora sé que debí haber preguntado hacia dónde se giran las tuercas (pues sólo terminé por apretarlas más y posteriormente provocar su ruptura inminente) y no pensar que los detalles no cuestan. Ahora sé que por más difícil que pueda ser una situación, la fuerza no lo resolverá. En fin, creo que también comprobé un quinto apotegma: "Siempre se aprende algo nuevo, y si no es tan nuevo, de todas formas se aprende".

Pilon: Tio Pepe

Un año más siempre se tienen que celebrar en grande, no importa con quién o cómo, sólo hay una constante por seguir: debe ser magnífico. El primer paso será escoger el lugar, pues seguramente las personas es lo de menos. Si tienes gustos muy sofisticados, seguramente pensarás en algún antro o bar que esté de moda y sobre todo uno que no admita a chavales inocentes (por lo regular provenientes de estratos socialmente clasificados como de ingresos altos o altísimos) que serán deportados a sus casas por no cumplir con la mayoría de edad oficial que permite ingerir bebidas embriagantes. Ahora que si eres más bohemio es casi un hecho que busques la tranquilidad de una casa, invites a unos cuantos "bros" y no puede faltar una guitarra. Pero en el caso de mi amigo Edgar, estos estereotipos no cuadran con él. De modo que decidió festejar su cumpleaños en una cantina del Centro Histérico del Distrito Federal.

En general esto no parecería nada del otro mundo, sobre todo si las personas que amablemente leen estas líneas han ido a alguna cantina de moda. Pero la cantina del Tío Pepe era diferente porque era igual a las más antiguas. Las paredes azules se veían manchadas y llenas de los rasguños del tiempo y los temblores. Los espejos ya se notaban desgastados y el logo de XX lager en uno de ellos se veía opaco. Las puertas advierten que sólo los machines pueden entrar, pero aún así entramos con la tropa fémina (Gaby, Mel y Caro). La entrada se ve escoltada por tres gabinetes en cada lado, y enfrente, a dos o tres metros, se yergue la vista de un altar antiguo y pestilente por la amargura de lo viejo y de lo etílico. Ahí está el tío Pepe (que realmente es sobrino del original tío Pepe, pero al más puro estilo farónico, el título viaja por las incontables generaciones que se remontan a las tabernas de los valles de la Tierra Media). Alto, con su bigote y su pelo engomado (o por lo menos mal lavado, porque el Whildroot sale muy caro y casi no se consegui en este mundo que se come a puños a los antiguos).

Nosotros escogemos un gabinete que está hasta el fondo, junto a los baños de mujeres y hombres, y por donde se cuela un aire helado que busca la salida e inevitablemente se encuentra con la tibieza de nuestras narinas y ahí se resguardan y duermen por horas y días enteros. Ahí estamos, Edgar, mi amigo el festejado, Gabi, Melanie y Swed, los dos hermanos de Edgar, y tres miembros de su cofradía (sus nombres no los sé a ciencia cierta, sólo pezqué en el aire un par de palabras y al ver que ellos volteaban, sugerí a mi cerebro que seguramente esos serían sus motes): Zombi (a ellos les gusta castellanizar mucho, por lo tanto, será prudente quitar la e final, tan gringa y asquerosa), Beto y ¿el veterinario?. En la esquina más próxima a la salida y a los baños (valga la redundancia, pues los baños son, también una salida abierta para la imaginación del ser humano) ahí nos sentamos nosotros, cosqui y yo. Quisimos ordnear algo de comer, pero el tío Pepe nos dijo que no había nada, pues la cocina estaba cerrada desde las seis de la tarde, "Aunque les puedo preparar nuestra especialidad: pescado a la diabla". Ninguno quiso probarlo, y el tío Pepe se fue para traer las bebidas.

Las botellas de cerveza se empezaron a vaciar, una tras otra, tal como los cigarrillos y los ceniceros limpios, y el vaso con vodka y una rajita de limón que bebía el Zombi, que cómo se me figuró (en carácter y quizás, hasta en ciertos rasgos de su fisionomía) al señor Saas. Todo se iba, y todo regresaba, "reloaded". Y así transcurrió la plática, lenta, saboreada, recordando viejos tiempos, escuchando las últimas noticias de Edgar. Estábamos estancados, en tiempo y en espacio, dentro de una fisura en los codos de la vieja capital. La clientela del lugar se veía aferrada a una costumbre y decir que eran parte del mobiliario no podía estar lejos de la realidad. Al fondo un hombre bonachón, con un traje más bien de corte setentero, color vino, con una guitarra de requinto pulsando las cuerdas y preguntando a todos lo mismo que seguramente les ha preguntado siempre "¿le cantó una canción?". En otras mesas, especímenes más jóvenes, atraídos por la inquebrantable quietud de lo inmovible.

Mientras fisgoneaba, llegó un señor alto, viejo, con los ojos llenos de chispas adormiladas, un sombrero panamá tejido (según la sapiencia del Zombi), un bonito traje muy cuidado y completamente ad hoc con el lugar. Nos miró y lo primero que dijo fue "¡Eh! ¿Ustedes qué festejan?". "Es el cumpleaños del muchachón" "¡Ah! Felicidades" "¿Y esta damita es tu...?", señalando a Gabi y a Edgar. Ambos se vieron con cara de "juntos pero no revueltos" y se alejaron a las respectivas esquinas de sus sillas. "¿Cuánto llevan?", preguntó insinuante el viejo, haciendo una mueca sardónica e invitando a la pachanga. "Ya 5" decidió responder Gabi, siguiendo la corriente y protegiéndose, pues efectivamente llevan cinco años como amigos. "¡Ah! ¿5?... ¡No! Ya fírmale" y las carcajadas no se dejaron esperar, mientras el viejo aplaudia y dejaba que una risotada destartalada y llena de baches. "¿Cómo te llamas?", preguntó "Edgar". "¡Ah! Edgar. Felicidades mijo. Que se la pasen muy bien. Yo soy Manolo Ortiz. Y... ¡ya firmale!". Nueva risotada. La cabeza se le va hasta atrás y regresa en un movimiento como de payaso de caja sorpresa.

Su risa se va y de pronto se dirige a nosotros. "Te ves muy bien", decía mientras acariciaba las arrugas con sus manos. Era una clara alusión a Cosqui, aunque decidí seguir el cuento. "Muchas gracias, ya lo sabía" y me llevé las manos al rostro. En seguida sus ojos se posaron sobre mí y soltó una nueva carcajada. Todos rieron. "Me refería a ti", dijo y Manolo volvió a reír y reír. Su misión se había cumplido y decidió entrar al baño (que fue por lo que en un principio había llegado). Y así estuvo la noche, entre pláticas sobre Manolo y las esporádicas apariciones del viejo que siempre llegaba con un chiste nuevo: "Estaba el padre judío y le dice a su hijo 'Jacobo, Jacobo, me muero' '¡No padre! ¡No diga eso' 'Sí, me muero, tráeme mi testamento', 'Aquí está padre, ¿me va a dejar sus vienes?' 'Sí, te los dejo baratos, baratos", o "Estaba un toro gay ¿Un toro gay? Sí un toro gay y estaba por salir al ruedo, cuando se ve en el espejo y dice '¡Ay Dios mío, estoy hecho una vaca!". Y así iba y venía Manolo, y nosotros no podíamos dejar de comentar algo sobre él, ya fuera bueno o malo.

La última visita de Manolo fue demasiado extraña. Contó un chiste "Estaba Pepito y le dice al profesor, 'Profe, Profe, perdí mi lápiz, perdí mi lápiz' '¿Y qué?' 'Me van a zurrar en la casa, me van a dar una tunda' 'Pepito, no seas exagerado' '¿No? ¡Mi hermana perdió la regla y viera cómo le fue!'", y después de lanzar su risotada volvió con Edgar "Ya fírmale". Nuevas risas. Manolo se fue y regresó con una pluma y un papel. "Fírmale, fírmale, todos firmen, testigos, testigos". Y todos firmaron. Entonces la cara de Manolo cambió y se convirtió en una mueca de una felicidad sádica, como ver a un par de palomas que cayeron en la trampa. "Me las vas a pagar", le dijo a Edgar, "¿Creen en el diablo?". Y entonces todos los que firmaron sintieron el bajón de la sangre hasta los pies y cómo se les transparentaba la piel y cómo se evaporaba el sudor y así como así, en un cumpleaños poco común, pasó algo muy común, o por lo menos (y eso nos dijo el Tío Pepe) esa era la especialidad de la casa "Pescado a la Diabla".

martes, 13 de noviembre de 2007

FaVula 4: Hablanos

"Un avión bimotor de reacción, con matrícula de Estados Unidos y al parecer procedente de Colombia, se estrelló en una zona de breñales del municipio de Tixkokob, a 25 kilómetros al oriente de Mérida, y dejando regados 132 bultos que contenían 3.2 toneladas de cocaína". Unos minutos después del desplome de la aeronave llegaron al lugar efectivos del ejército y de la Agencia Federal de Investigación. Segundos después de éstos, arribaron agentes de la Drug Enforcement Administration y algunos militares encubiertos del ejército estadounidense. Entre dimes y diretes, lograron llevarse a un campesino que lo había visto todo a una nave que se encontraba cerca de las costas de Yucatán. Ahí lo encerraron y, después de hacerlo sufrir psicológicamente (nunca hubo tortura física según los registros, sólo la inmensidad de un cuarto gris, la indefensión con la que arropa la obscuridad y la sosobra de la impotencia), lo interrogaron sin obtener ninguna respuesta más que un rostro de piedra, enigmático, sarcástico, burlón, asustado, temeroso, feliz y terriblemente fuera de ese mundo. Así estuvieron por varias horas, y al ver que más cosas decía una lata de Coca Cola Light, decidieron someterlo nuevamente a la indomable solitud, dejando los micrófonos abiertos, pues sabían que en los inevitables delirios acabaría diciendo la verdad. Muestran los expedientes lo siguiente. Yo lo traduje del inglés, y ellos lo tradujeron (a medias y con mucha dificultad, según consta en los archivos) de una mezcla de maya con castellano y una terrible decepción (según yo) y ganas horribles de salir, no del cautiverio en el que estaba dentro de las cuatro paredes, salir de una tierra que sólo le había dado desdicha y cadenas.

"Padre Dios, tú que todo lo oyes y todo lo escuchas, háblame. Estoy metido en un tremendo hoyo. Tú me dijiste cómo meterme en esto, ahora dime cómo salir. Yo lo único que quería era que Ek Xib Chacc, encarnado en la figura de San Bartolo (tú lo conoces mejor que nadie, fue a quien enviaste para que con sus ojos de vidrio me dijera qué hacer) nos echara una mano. Pero todo se fue haciendo como un lodazal. Todo se fue cubriendo de espinas y después me vi envuelto en un torbellino. Yo te juro que sólo seguí tus señales. Yo te pedí el milagro del agua, porque aunque por todos lados hay, en mi comunidad es el único lugar al que le falta. Y entonces te prendí muchas velitas, como me dijo el cura que hiciera; y te recé muchas veces, a ti y a Hunab Ku, que son lo mismo pero no podemos entender cómo son tan diferentes siendo iguales. Te pedí varias noches y varios días, tú sabes bien que hice los ofrecimientos correctos, miraste la sangre de mis rodillas, escuchaste el vacío con que recibía cada desgarre de mis manos. Y entonces apareciste al señor ese, que me dijo "te he escuchado y sé lo que necesitas" y entonces me tiró un manojo de dinero y yo lo miré y supe que eso no era lo que necesitaba porque ya habíamos intentado beber esos papeles y fue imposible tragarlos. Pero sé que tú te apareces con señas y con apariciones y con muertos y con cosas que nos parecen confusas y por eso escuché a ese señor. "Para conseguir agua, necesitas muchos de estos" y volvió a lanzar una bocanada de billetes que se reproducían en sus bolsillos. "¿Y cómo le hago Hunab Ku?" y el me dijo que había un polvo sagrado que podía ser transformado en esos pedazos de papel y que con esos pedazos de papel yo podría llenar muchos cenotes y podríamos bañarnos todos los de mi pueblo y podríamos gozar con siglos de agua; y mis ojos se llenaron con ella y entonces supe que si mi cuerpo podía crear agua, entonces ese hombre (que en verdad eras tú) tenía razón...".

Los archivos se detienen un poco ahí. Afirman que empezó a convulsionarse y lanzó espumarajos amarillos mientras los ojos se volteaban y giraban uno hacia la izquierda y otro hacia la derecha. Aquí suena confuso el reporte porque el Detective Monroe no estaba en la habitación pero infiere todo lo anterior debido a que los rastros de saliva iban del suelo a la boca del hombre (quien yacía desmayado) y con una dirección aleatoria, lo cual hace creíble las convulsiones. Por su parte, el Agente Robinson decía que los ojos se le encontraron volteados, ya que se vio a un hombre blanco entrando por la puerta. Todos pensaron que era el Detective Monroe, hasta que éste salió de otra puerta y miró, junto a todos, los monitores que dejaban ver a un hombre de blanco. Nadie estuvo tan cerca para ver lo que ocurría ni tan lejos como para inventarlo todo. El hombre blanco se acercó al prisionero y entonces éste último empezó a hablar nuevamente.

""¿Y cómo obtengo el dinero?" (POR LA CONGUJACIÓN DE LOS VERBOS EL HOMBRE PARECÍA RECORDAR AHORA) "Verás a un ave, más grande que todas las aves que has visto. Será de plumaje blanco, más blanco que la espuma del mar. Entonces tú utilizarás esto", "¿Es una gran honda?", "Así es. Verás al ave surcar los blancos cielos y tú esperarás a que esté justo en el cenit. Entonces mirarás al gran Kinich Ahau y él te dislumbrará y sabrás que será el momento de lanzar con fuerza la piedra". "Sí, sí, sí. Ahora sé que con esta arma podré tener al ave. ¿Pero dónde obtendré el polvo?". "El polvo está dentro de su panza. Ábrela y lo descubrirás"."

Está información fue determinante, pues al llegar las autoridades al lugar del choque, encontraron a este indio abriendo una avioneta, con una honda en el cinto. Lo más desconcertante fueron las últimas palabras del hombre quien regresó de su estado delirante a una nueva fase de locura y entre gritos y espumarajos que ensuciaban al hombre de blanco (presumiblemente un doctor). Dice el reporte "¡Destruí al ave, la abrí y encontré el polvo! ¡Qué es eso! ¡Qué es eso! ¡Yo sólo vi un polvo sagrado! ¡Tan sagrado que iba a darnos agua, lo más sagrado porque da vida! ¡Tú me dijiste que lo llevara a los hombres de la selva! ¡Ellos me darían el agua! ¡Pero nunca me dijiste que me encerrarían en una caja! ¡Nunca me dijiste! ¡Me abandonaste! ¡Me engañaste y me abandonaste! ¡Nos has abandonado! ¡Siempre nos escuchas! ¡Pero nunca nos hablas! ¡Cómo se supone que voy a conocerte si no me hablas! ¡Háblame! ¡Dime que existes! ¡Dímelo! ¡Quiero escucharte!".

El hombre se vio envuelto en líquidos que emanaron de su boca y del esfínter que retiene la orina, también dice el reporte que fácilmente se habían contabilizado 20 litros de agua de todo el sudor que sacó. El hombre literalmente se derritió y poco a poco dejó que la angustia se transformara en una sonrisa tranquila. El reporte afirma que el hombre murió ahogado en sus propias emanaciones. Yo creo que Dios finalmente le habló.

domingo, 11 de noviembre de 2007

Si no hay historia...

Cuando el cine fue inventado, a partir del descubrimiento del movimiento a partir de imágenes colocadas una tras otra, la primer intensión que se propuso fue la de contar algo. En un principio fue contar algo de la realidad, para conocerla de una forma que antes nos se había visto; de este modo, pudimos ver cómo unos caballos corriendo podían darnos la respuesta tan trascendente a si despegan o no las patas al correr; y después se utilizó para cosas un poco menos importantes, como para observar el movimiento de las personas o demás tonterías que se les ocurrían a los científicos de los últimos años del siglo XIX.

Como fuera, lo que se buscaba era contar a los demás algo que se había visto en la realidad, en algunas ocasiones sólo se llegaba a una mera reconstrucción (dar al receptor sólo pedazos de información, sin involucrarlo a propósito, como una nota en un periódico, objetiva y lo más apegada a los hechos) y en otras llegaban a la fuerza de la representación (un mensaje confeccionado para hacer que el receptor vuelva a estar en presencia del momento específico que atrajo la atención del emisor). Pero el fin era contar algo.

Una de las premisas para considerar a un pedazo de imágenes unidas una tras otra como una pieza de cine es que nos cuente algo. Si no lo hace entonces no puede ser considerado cine. Es obvio que esta no es la única característica que tiene el cine para ser considerado cine, de hecho, hay muchas otras, pero esta me parece fundamental y necesaria. Si ustedes ven una pieza de cine que no les cuente nada, entonces no están frente a ninguna pieza cinematográfica, están frente a un experimento audiovisual, pero nada más.

No estoy diciendo que los experimentos estén mal, al contrario, si lo que vemos es un "trabajo audiovisual experimental" lo que se buscará son nuevas formas de contar utilizando los elementos que nos regala el sonido y las imágenes. Por eso, generalmente no hay experimentos que nos narren algo, cuando un experimento nos empieza a contar algo, entonces estamos enfrente de lo que es considerado como cine experimental, es decir, que van a experimentar formas para contarnos algo, no son experimentos per se.

Si no me creen, échense un clavadito a cualquier libro de cine o a cualquier videoteca, y en cuanto la historia no los atrape, se darán cuenta de que están frente a una película que no es película. Por ejemplo, pueden ver la película de El Padrino (en gustos se rompen géneros), el clásico épico de la mafia, y no podrán pararse hasta que se la chuten toda, por el contrario, renten "Conquistadores", una película tan mala, que puede ser incluida en un curso de cine para mostrar a los alumnos qué es lo que no deben hacer. ¿Y por qué es tan mala? Porque no tiene historia, o más bien, tiene una historia muy mal desarrollada, por lo que no podemos llamarla historia.

Puede sonar muy enredoso, pero aquél que va a contar algo debe, en primer lugar, tener bien claro que va a narrar algo y para ello debe tener también muy claro que hay códigos para la narración, de los cuales existen muchos, pero siempre se tiene que apegar a una forma de contar las cosas. El siguiente paso será contarlo pero con imágenes y sonidos (hay algunas personas que incluso hablan sobre la primacía de las imágenes, es decir, que no debe existir el sonido; esta característica de lo que "debería ser" el cine, a mí me parece secundaria, pues existe cine con o sin sonido).

Esta definición de cine, como un mensaje necesariamente narrador, puede ser rebatida fácilmente si tomamos en cuenta que quien la esgrime (es decir, yo mero) es un narrador. Sin embargo, me he puesto a pensar, y he llegado a la conclusión de que, incluso aquella cosa que no parece estar hecha para contarnos algo, tiene la capacidad en potencia de hacerlo. Vamos, hasta una lágrima es una historia. ¿O ustedes qué opinan?

sábado, 10 de noviembre de 2007

El monje



Cuando era niño, siempre soñaba con un monje. Era tormentoso verlo, siempre con sus ojos que pareceían una raya, porque la frente le caía encima, y con su gorrito echado, tapándole una calva, pues decía "me han quitado cada pelo por cada vez que dije 'Dios existe'". Yo buscaba una salida, quería huír de su presencia, pero siempre me tocaba unas escaleras sin fin, o tal vez olas que me cerraban el paso, y el monje, ahí estaba, mirándome. Pensé que el monje, de alguna forma, era una parte de mí que me quería decir algo. Un día abrí los ojos, después de haberlo soñado, y cuál fue mi terror cuando lo vi ahí, en las sombras de las cortinas que se iluminaban con los destellos del sol que despuntaba. Ahí estaba, con su ceño arrugado, con su cara impertérrita, y yo ahí estaba, despierto y frente a una imagen que no me dejaba en paz por la noche, y ahora parecía que tampoco lo haría por la mañana. Decidí taparme con las cobijas y después de unos minutos volví a salir y la terrible imagen se había desvanecido. Y así dejó de aparecerse en mis sueños para hacerlo cada mañana, y yo sólo podía hacer que se fuera escondiendome. Pero eso no podía ser. Un día me llené de valor, y, con la sapiencia de que estaba en mis dominios (ya no estaba en el aleatorio mundo del sueño), me puse de pie. Lo vi y él me vio, me lanzó una sonrisa despiadada. No lo dudé más: corrí hasta las cortinas y las moví con ira, con nerviosismo, exitado, matando una imagen que me atormentaba cada mañana y así, el monje se desvaneció para siempre... de las cortinas, porque saltó para refugiarse eternamente en mis dedos y mirarme por siempre con sus ojos alineados. Ahora sé que el monje es una parte de mí, literalmente, aunque todavía dudo qué es lo que me quiere decir...

miércoles, 7 de noviembre de 2007

Anonimos...

Y la verdad me quedé un poco molesto y picado contra todos aquellos que se animan a plasmar una opinión y se escudan bajo el ñoñísimo mote de "ANÓNIMO". ¿Qué les pasa? ¿Cón qué valor moral llegan a opinar en un blog de otra persona, alguna estupidez ofensiva? Porque como no dicen nada constructivo, entonces se ponen el mote de Anónimo, si no, se pondrían cualquier otra cosa, pero como no tiene sustento lo que afirman y como temen que su imbecilidad quede al descubierto, pues mejor le quitamos el nombre y le ponemos el anónimo.

Desde que empecé con esto de los blogs, que no lleva ni un año, me han atacado, por decirlo de alguna forma, en un par de ocasiones. Las dos diciendo estupideces: "no sabes escribir", carajo, pues si no te gusta cómo escribo tienes de dos o no me lees o me enseñas a escribir, no andas alardeando que te sabes de memoria las reglas de ortografía que enseñan en la primaria; u otro tarado que escribe "tus opiniones son muy de niño bobo y descerebrado, seguro te la pasas viendo televisa", ¿eso qué? Eso ni se responde, solito se calla. Y el último fue "sé más respetuoso, ten humildad", ¡¡¡¡carajo, pues de qué jijos me hablan!!!!

En verdad es muy molesto este tipo de ataques, pero ni modo, dicen que como estamos en un lugar libre pues de todo te toca, y lo malo es que, salvo muy apreciables y queridas excepciones (hablo de mi amada Carolina, el buen paquitE!, la atolondrada Gaby o Mel), a mí casi nadie me postea comentarios positivos... ah, pero eso sí, llueven los comentarios de los mentados anónimos, que sólo logran cabrearme por una sencilla razón: no argumentan. Eso puede reventarme el bazo. Hasta ahorita, de todas las líneas de ataque que manejan los susodichos portadores del anonimato, sólo una tiene tintes que buscan plasmar una verdadera opinión fundamentada y sin ganas de fregar al prójimo, y hablo de quien haya posteado en el blog de Alma (almale.blogspot.com).

El Anónimo nos dice que no le parece correcto que haya una segregación contra los niños popis en los otrora reinos de los seres que no quieren ser fresas: los conciertos. Dice que: "La verdad no entiendo porque el estar en contra de que vaya x o y tipo de personas a un concierto y que vayan a hacer x o y tipo de cosas, no se supone que deberíamos a ir a disfrutarlo nosotros y eso sería suficiente? al menos yo pienso eso, no me importa quien esté a mi lado y disfruto del concierto.. Animo, esa onda de resentimiento social como que ni al caso, o quien dice que hay gente fresa que no ama la música, amar la música es exclusivo de la gente no fresa? mmh.. NARROW VISION. Ojo, yo no soy nada fresa pero no me gusta este tipo de segregaciones sociales". Me parece un comentario, por lo menos argumentado.

Pero el resto, el resto son gente que no tiene nada que hacer y se la pasa viendo a ver a quién chinga. No pueden ser como los famosos señores que entran a las salas de chat sólo para meter desorden y deshacer alguna comunidad cibernética (olvidé el nombre), porque, por lo menos en el caso de mi blog, no tengo a tantas personas que se reúnan entorno a lo que escribo. Ahora que, si hay que encontrar una razón para que ellos usen el mote de Anónimo, propongo dos: 1) el nombre está chido y puede aplicarse para muchos conceptos surrealistas o heterogéneos; 2) tienen demasiados traumas infantiles (ya saben, cosas terribles como que no los hayan dejado satisfacerse en su edad oral o en su edad rectal o en cualquier edad que se quiera ver) y por eso no podrían soportar que otro les contestara y les cerrara la boca a sus poco constructivas aportaciones. Por eso yo digo, anónimos, rebatanme lo que quieran, pero eso sí, lo que digan me lo sostienen y me lo prueban, nada más no se vayan a cansar...

Pilon

Bueno, como hoy tengo ganas de escribir, he decidido inaugurar en este mellado blog un recurso al que llamaré, sólo porque no se me ocurrió otro mejor, pilón. Es decir, había dicho con anterioridad que publicaría los domingos, martes, jueves y sábados... pero como me da la gana escribir hoy pues ya está. En primer lugar quiero complacer a un buen amigo de este blog, el paquitE!, quien está un poco inconforme porque el relato de cine no terminó por decir todas las cosas que ocurrieron después de ver la película de Tenacious D. Ojo, esto no tiene ninguna conotación ni homosexual ni homofóbica. Despúes hablaré un poco sobre un par de frases que me hacen explotar (ver: http://nefalibata.blogspot.com/2007/11/incendio.html) (por cierto, si alguien sabe cómo puedo hacer hipervínculos en una mac, porfavor páseme el dato) y por último hablaré de otras cosas que me parecen estúpidas. Pero comencemos por el principio.

¿Y DESPUÉS DE TENACIOUS D?

Dr. Brown y yo terminamos de reír media hora después de que la película había concluido. La verdad quizás exagere, pero en fin, así somos los mexicanos (y los latinoamericanos, los españoles, y los italianos y muchos otros grupos), exagerados. "¿y ahora qué señor?", me preguntó. "Pues un bicho, ¿no o qué?", respondí y así bajamos las escaleras, mientras Dr. Brown recibía una llamada. Colgó. "Era PAco", "¿Por qué no le dijiste que viniera a jugar?", "dice que tiene examen de Francés". Y así fue, el buen paquitE! estaba estudie y estudie francés con su buena AMIGA, Cecilia Gomibaya, pero para el caso, le fue igual, de todas formas le dieron en toditita la torre. Total que fuimos caminando hacia las tierras de la diosa del billar, y volvió a sonar el teléfono de Dr. Brown. "Pinche Paco, dice que si ver una película con un amigo no me parece un poco gay". Pinche Paco, mejor se debería poner a estudiar.

La ronda del billar transcurrió con toda normalidad: Dr. Brown me estaba ganando 5 a 0. Bebimos una cerveza. Fumamos unos dos o tres cigarros (hay que economizar) y volvimos por otra ronda de juegos. Finalmente conseguí ganarle uno. Pero en fin, casi siempre parece que lo voy a derrotar, pero siempre pasa algo, es como las películas gringas, siempre pasa algo. De hecho, hay veces que siento que mi vida es un programa de televisión (ajá sí, al más puro estilo de The Truman Show). Dudo que alguien más sea tan paranóico como yo, pero si alguien más lo fuera, le diría que formáramos un sindicato para que nos paguen todo lo que nos deben después de 24 (¿24? ¡Madre mía!) de carrera artística. Total, Dr. Brown terminó por barrer los últimos pedazos de mi dignidad billarina y salimos del local (el cual prohibe ingerir bebidas alcohólicas, por cierto, y es que una vez Dr. Brown se sorprendió que, mientras él bebía una cerveza Victoria, yo pidiera un Boing de Guayaba, pero en ese momento no sabía que el letrero estaba ahí como mero requisito burocrático).

"¿Y ahora qué hacemos señor?", "Pues unas chelitas ¿no o qué?", y ahí estuvimos pensando qué lugar estaba cerca, fuera barato y sobre todo, fuera barato. Y pues no pudimos más que pensar en Mel's Bar, que está en Altos 9, sobre Extremadura. Caminamos un rato, espantamos el frío con una buena charla, nos reímos de un par de estupideces (hay veces que pienso que Jorge de Burgos tenía razón: la risa es provocada por la estupidez ¿o conocen alguna risa que no sea provocada por algo estúpido?) y finalmente, después de hacer la previa cita (porque este bar es muy exclusivo, conste) nos fuimos por las chelitas y ¡vámonos! Esperamos a Paco un buen rato. Hasta que llegó con su buen amigo ¿Daniel? ¿Jonas? ¿Arturo? ¿Iván? ¿El Greñas? Y comenzó la discusión y el abrumador río de bromas muy al estilo Paco y Compañía. Terminamos hablando sobre los ovnis que vio su amigo cuando estaba pacheco. Yo ya estaba muy cansado, por lo que terminé yéndome, aunque, según me informa Mel, todos se fueron un poquito después. Caramba, cómo se ve que ya somos de la clase trabajadora.

SOBRE UN PAR DE EXPRESIONES QUE ME CAEN GORDAS

Seré breve, las dos expresiones que me carcomen las orejas cada vez que las escucho son "y es que..." o "sí". Lo explico, la primera es utilizada por los periodistas. A cada rato andan diciendo "la señora terminó por violentar a su esposo, y es que fueron tantos años de maltrato...", "y es que son miles los daminificados", "y es que esto", "y es que lo otro", y es que porqué no usan otra muletilla. No me gusta porque, en primer lugar me parece que es como utilizar el "este" o el "bueno" o el "em", y en segundo lugar, sólo terminan por hacer que el idioma español quede bloqueado ante la falta de creatividad de unos señores que tienen que tener contentos a todos, por aquello de más cosas en menos tiempo.

La segunda expresión es muy común y la ejemplifico: "sí me pasas la sal", "sí me cobras", "sí me das permiso". Me parece una expresión de mando, muy altanera pero queriendo ser muy "polite". O sea, hipócrita ¿sí me explico?

SOBRE LOS ANÓNIMOS

Hoy me llegó un mensaje de un anónimo en mi post sobre "Malos Hábitos" (ver: masteryoudas.blogspot.com/2007/10/un-grinch-regreso-al-cine-malos-habitos.html). Me caen gordos. Hablan y se escudan en un anonimato estúpido... y lo peor es que no argumentan sus quejas. Tache.

lunes, 5 de noviembre de 2007

FaVula 3: El desarraigado

Hace algunos meses, ya casi años, Edgar, "locuaz" cofundador de la "locuaz" Cofradía de los Imbéciles, me dijo que sería interesante llevar a cabo lo que se conoce como periodismo de fantasía (la verdad no sé si así se conoce, pero a mí me late ese nombre), que se trata de, a partir de una noticia, dar la versión "real" que irónicamente estará plagada de irrealidades o de cosas inverosímiles o simplemente de un ángulo inexplorado, donde la prensa, al querer apegarse a lo objetivo y a los hechos, no llega a entrar y los descarta por resultarles comercialmente repulsivos.

En fin, hoy estaba ojeando en El Universal On line, y me encontré con la peculiar nota de que un presunto (si nos vamos a poner periodistas, hay que usar la jerga periodística, entre los que destacan adjetivos que se convierten en muletillas) narcotraficante se estrelló nada más y nada menos que en uno de los super túneles de Guadalajara, y así, sin paparazzi persiguiéndolo y sin deberla ni temerla, el muchachito terminó en la mortaja.

EL DESARRAIGADO

Juan Domínguez estaba harto. Había intentado todo lo que su poco coeficiente le había permitido, y sin embargo, seguía sintiéndose apático ante la imposibilidad de encontrar un trabajo que lo llenara económica y espiritualmente. Había intentado dar clases a unos niños de kinder, pero fue imposible batirlos pues los mocosos eran muy respondones y siempre se lo traían de bajada. Renunció y supo que la lotería estaba vendiendo unos calzoncitos de colores nada prosaicos y con conexión a Internet, "que serían el furor entre las muchachitas"; pero se vio enfrentado con la muralla burocrática que no le permitía ver si lo que le faltaba era un permiso para importarlos o que les importara darle el permiso. Desistió de esa vanalidad.

En seguida se encontró con un amigo, "mira, estoy iniciando una compañía, se trata de 'catadores de senos'", y por supuesto que Juan Domínguez no dijo que no y antes de que lo llamaran ya estaba afuera de la oficina de su amigo. Y ahí esperó y esperó y esperó y su amigo le marcaba al celular y le decía "no te preocupes Juanito, ya estamos haciendo las puertas de la oficina" o "no te preocupes Juanito, ahí espéranos, nada más compramos las tachuelas para colgar los cuadros de la oficina" o "no Juanito, tú no te desanimes, lo que pasa es que el chico que contratamos para que reclutara a las modelos, pues ya se tardó con el encargo y la verdad yo creo que vamos a tener que ir buscando a otro". Y entre pretextos y alargues, a Juan Domínguez se le fue cubriendo la esperanza y las ilusiones con polvo y botellas de refrescos vacías que los transeúntes tiraban a sus pies creyendo que era una jardinera descuidada, pues lo rodeaban pastos bravos y uno que otro diente de león.

Pero Juan Domínguez no dejaba que los embates del clima ni los chicles de los transeuntes ni las justificaciones de su amigo meyaran la promesa que se había hecho. Y ahí estaba, al pie de la oficina sin ventanas, ilusionándose, pensando todo lo que podría hacer con un puesto tan prometedor como el que le habían ofrecido, llenando su vacío con mundos llenos de riquezas, de felicidad, de un rayo de sol que iluminaba a cada criatura del orbe; porque este paso que estaba dando era el inició de miles, que como efecto dominó, terminarían llevando su buena suerte al resto de los habitantes del planeta.

La lluvia cayó y el seguía calentando su mente y sus huesos con fiestas que haría cuando recibiera su primera quincena. Los vientos soplaron y él echó raíces imaginando cómo serían las veinte casas que compraría y cómo las compartiría con su hermana y sus padres. El sol calcinó su cabellos, pero él refrescaba su vida con recuerdos de todo lo que había hecho en su vida, a partir de algo tan banal, tan fútil, tan trivial como ser "catador de senos", y había sido tal su éxito que las montañas de dinero, los millones de contratos y las decenas de empresas que tenía en la cabeza, las empezó a vender y emprendió el viaje de sus sueños, al lado de una dama que todavía no conocía pero que lo había hecho feliz por mucho tiempo, hasta que llegó el momento de hacer su testamento. Y entonces abrió los ojos y se dio cuenta que seguía ahí, parado, lleno de escombros, viendo pasar su vida como los automóviles que no dejaban de viajar enfrente de él.

Entonces todo se derrumbó. Un trueno llenó el espacio vació de su mente. Al imperio construido le cayó encima la noche, como una piedra enorme que jamás te dejará levantar porque te ha hecho añicos. La nostalgia por lo que nunca tuvo le hizo hervir tanto la sangre que no pudo llorar porque secó sus lágrimas. Y Juan Domínguez se fue de ese mundo, escoltado por el canto de los ángeles que despedían, con gemidos desgarradores, en una corte fúnebre, a todos los rescoldos de los sueños que abortaron y que abandoban su cuerpo por medio de lenguarazos y palabras que no encontraban sentido y unos ojos que no podían llorar y una garganta que no podía decir nada porque estaba demasiado apretada como para servir. Jamás sería famoso, jamás sería rico, y lo más importante, jamás sería feliz.

Subió a su bicicleta y decidió que utilizaría sus últimos ahorros para visitar el mar y morir ahí. Comenzó el viaje y toda su vida pasó enfrente de sus ojos, con una vividez que lo hizo llorar. No supo que hizo entonces, pero su cadena de pesadumbre se rompió cuando escuchó un pedazo de algo que derrapaba por la calle y se hacía añicos contra el muro de contención. Era lo que le faltaba, haber matado a alguien. No pudo más y decidió seguir su camino, quería terminar con esto de una vez por todas, quería que su muerte fuera como lo había planeado, aunque fuera eso. Y así lo hizo, jamás se enteró de que pudo ser famos, jamás se enteró de que pudo ser rico, y lo más importante, jamás se enteró de que pudo ser feliz, pues el hombre que había matado por accidente, era el jefe más temido y odiado del narcotráfico y ahora moría ahí, a manos de un iluso que lo único que quería era vivir su vida, a su modo.

domingo, 4 de noviembre de 2007

Un grinch vio Tenacious D




Cosqui había partido hacía el cumpleaños de su pequeño y no por eso menos monstruoso sobrino José, aka "yo niño Pipo", y entonces, me dije "nada de estar triste porque Cosqui nos ha dejado, vamos a seguir con el institucional día del billar" (cada jueves (al menos eso procuramos) nos juntamos el Brown y yo para desempeñarnos en un vistoso juego de billar). Así que me encaminé hacia el hogar de Dr. Brown y me puse a dar vueltas y vueltas y vueltas, pero fue imposible encontrar un triste lugar para aparcar el automóvil. De modo que tuve que dejarlo cerca de la UP, con el peligro de que el poli me dijera "¿Es usté estudiante joven?" y yo tuviera que replicarle "No, no, no, no podría, sólo vengo a ver a un doctor (Dr. Brown)" y entonces su cara de interrogatorio judicial se ablandara, "Ah bueno, así pus sí, si no ya le estaba (sic) yo (super sic) pidiendo que de favor que utilizara la (pinche, eso no lo dijo, pero seguro lo pensó) megatorre de estacionamiento que tienen ahí, si no luego los alumnos se andan quejando que 'oiga poli, ya me dieron un cristalazo, por qué no se fijó' y uno qué va a andarse fijando en si le dan un cristalazo o no, además está bien barato, mire usté, sólo 12 pesitos por todo el día", y yo, en tono conciliador, respondiera "Sí polí, es verdad, ya ni la amuelan. Que tenga un buen día", "Igualmente joven".

Encaminé mis pasos hacia la avenida de los Insurgentes. La atravesé lo mejor que pude, siempre cuidando mis pasos para evitar que algún desquisiado me llevara entre las llantas. Caminé una cuadra, dos cuadras, tres cuadras y finalmente llegué al lugar. Envié un mensaje a Dr. Brown, "ya llegué señor, estoy acá afuera", me contestó "ok señor, ahorita bajo". Así lo hizo. Y entonces, me di cuenta de que se me había hecho un poco temprano, porque generalmente los juegos de billar comienzan por ahí de las seis de la tarde. Así que decidimos matar el tiempo viendo una de las películas que más me han gustado en los últimos años: Tenacious D in the Peek of Destiny.

Hilarante y locuaz, no hay otra forma de definirla. Si alguien pensaba que era imposible ver un musical (con perdón de Vite y de toooooodos los amantes de los musicales del mundo) que valiera la pena verse sin la fastidiosa pose de todos los cantantes de musicales o sin las bobas canciones repetitivas y sosas que te hacen preguntar ¿cuándo terminará esto? a penas a los cinco minutos de iniciado el espectáculo, Tenacious D es una buena opción (bueno, así, a bote pronto, me vienen al cerebro un par de películas musicales que no resultan fastidiosas: Moulin Rouge y Dancing in the dark).

Las actuaciones de Jack Black y de Kyle Gass son buenas, y la trama, la forma en que se entreteje el hilo narrativo y se va construyendo una fina tela que describe a la perfección una historia irreal y hasta cierto punto impredecible, es simplemente excelsa. Bueno, la verdad es que son sólo unos cinco bloques los que se salvan, el resto es pura paja. De hecho, si ustedes así lo quieren, pueden ver toda la película (o casi toda, pero lo más importante y lo mejor) en la hermosa puerta que nos ha abierto You Tube al mundo.

Por otra parte, lo que destaca en esta película, no es sólo la forma en que se narra la historia, en donde se entreteje la visión de JB con la "realidad" que se maneja en la película, sino que son fascinantes las canciones que interpreta el fantástico (porque nació como un juego, una fantasía) grupo. La mejor de todas es Master Exploder, tiene potencia en las guitarras, una armonía precisa y pegajosa sin llegar a la vulgaridad del za za za, además de que la voz de JB es "increíble", dicho en palabras de Dr. Brown, toda una autoridad en lo que se refiere a la música.

Otro segmento que vale la pena ver sin ser molestado por el típico teléfono o porque las palomitas se acabaron o porque la vegija pide a grios que se le permita liberar la tensión, es la de Sasquatch. Ustedes no pregunten sólo observen y retuérzanse de la risa, o por lo menos retuérzanse de la rabia porque todo lo que dije fue tan ensalsado que a la hora de ver la película, lo único que ven son sombras de mis palabras. En fin, ¿para qué seguir con crónicas vanales? Yo sólo les doy la siguiente sugerencia: Véanla, porque como dice Pelé: "yo lo haría".

sábado, 3 de noviembre de 2007

Monstruos de papel 1

He aquí una pequeña colección que estaba en un blog al cual titulé "Monstruos de Papel". Espero que la disfruten...

MÚSICA



La música es una droga muy noble, pues te eleva hasta el infinito y no es tan cara...

LA ORUGA



Caminaba por las tierras Goyinas, cuando de pronto encontré a la mitad del piso de cemento y en tremenda insolación a una pobre oruguita. Quise ser buen ciudadano del mundo. Tomé una hojita y me acerqué a la oruguita. Primero se la puse enfrente, para que caminara un poquito y se subiera. Al ver la hoja, se dio media vuelta. Volvía a poner la hojita enfrente de ella y volvió a dar media vuelta. Al tercer intento pensé que sería buena idea poner la hojita y con una varita empujar a la oruguita. Pero no contaba con que la oruga tenía sus modos. Cuando la traté de empujar hacia la hoja, se encrespó y su tamaño se hizo el doble y escuché clarito que me decía, mientras me enseñaba sus fauces, "¡ya cabrón, déjame en paz!". Dejé a la oruga, ojalá se la hayan comido...

DESESPERACIÓN



Cuando el mundo se cierra, lo quieres abrir a gritos...

DOS FACES



Criatura de mil faces; unas lloran con lágrimas, otras con carcajadas...

EL PODER DE LAS PALABRAS



JUSTINO Y MACARIO



¿Qué vieron Justino y Macario? Eso todavía me intriga, sobre todo pensar si temían por ver: 1) lo que yo pensaba mientras los dibujaba, 2) algo que estuviera detrás de mí mientras los dibujaba o 3) o por mirar mis ojos mientras los dibujaba...

LA SELVA



Una hoja de papel, un mundo abierto...

I'M BLOODY FUCKED



MUSA



Mi musa, sal del papel y arranca mis demonios con tus besos...

jueves, 1 de noviembre de 2007

Porque voy a comentar y algo más...

Pido una disculpa a los pocos lectores que se den vueltas por aquí. Supongo que quizás hallan sido tan pocos que no se dieron cuenta de mi error, pero no importa, de todos modos me disculparé por haber prometido publicar ciertos días y de buenas a primeras mandé esa agenda al carajo. Hoy tocaba "postear" un comentario. Así que, después de haber escrito el último cuento de la saga "Crónicas de las tierras goyinas", me dispongo a escribir sobre un par de palabras que usan mucho en los esloganes publicitarios y en las fonditas de la esquina.

Seguramente muy pocos de ustedes no han escuchado en la radio o visto en los espectaculares de cualquier arteria polvosa y psicótica de esta ciudad el clásico "porque" en una frase. Me explico: "porque todos tenemos gustos diferentes, Ibero Radio" bla bla bla. No digo que esté mal dicho, pero a mi muy peculiar forma de ver las cosas, está 1) muy choteado ese "porque" y la verdad 2) hace que se vea mediocre aquél que se está anunciando de esa forma.
´
¿Por qué (aquí sí aplica, conste) no ser directos y olvidarnos de esa figura semántica que implica "convencer" al que escucha o lee, que "lo siguiente que voy a decir es una razón por la cual me tienes que identificar, comprar, distinguir, evidenciar, etcétera, etcétera? ¿Por qué los "publicistas" y los genios creativos no se dan cuenta de que eso ya no va? Si van a convencer, que sean directos. ¿Cómo se escucharía la renombrada frase "todos tenemos un Jetta... por lo menos en la cabeza" con un pinche "porque" al principio? ¿O qué tal "Porque es con el cariño de siempre"? Nel, se escucha del nabo.

Y por otra parte, también hago patente mi inconformidad con las tienditas y cocinas económicas que con el fin de hacernos ver que tienen una gran diversidad de objetos comerciables y que te pueden sorprender, al final de sus infinitas listas "Rica Pancita, Sopes, Panvasos, Tacos de guizado... y algo más". ¡Ah que la chancla! ¡Y "algo más"! ¿Qué es ese algo más? Pero en fin, desde mi butaca, aquí, en blogolandia les pido de la manera más atenta a los rotuleros y publicistas mediocres que ya se alejen de esa pinche modita de andar utilizando las palabras "porque" y "algo más" de sus exitosísimas campañas y changarros. ¡He dicho!