Muchos nos hemos quebrado la cabeza por saber qué diablos le pasa a la gente; porqué el mundo está como está y todas esas preguntas que a veces no dan hueva.
sábado, 26 de abril de 2008
Conclusión
Muchos nos hemos quebrado la cabeza por saber qué diablos le pasa a la gente; porqué el mundo está como está y todas esas preguntas que a veces no dan hueva.
viernes, 25 de abril de 2008
Mientras tanto
jueves, 24 de abril de 2008
A destiempo
martes, 22 de abril de 2008
Reflexiones
lunes, 21 de abril de 2008
Una más, una más...
El punto
domingo, 20 de abril de 2008
Rasputín en las venas del ruso
Un ruso se queda dormido con un cuchillo en la espalda
Un electricista ruso se quedó dormido con un cuchillo clavado en la espalda toda la noche tras haber estado bebiendo y no se dio cuenta hasta que su mujer lo vio al día siguiente en la cocina, informó el diario ruso Komsomolskaya Pravda.
ury Lyalin, de 53 años, fue trasladado al hospital en la ciudad de Vologda, aunque el cuchillo de 15 centímetros no había dañado ningún órgano vital.
Su esposa vio el mango del cuchillo fuera cuando su marido se inclinó para sacar algo de la nevera para desayunar, agregó el diario.
Aunque Lyalin quitó importancia a la herida, los fiscales locales no están tratando el incidente como una broma e investigarán a la persona que lo acompañaba mientras bebían. Podría enfrentarse a ocho años de prisión, según el diario.
Ahora que bien podríamos pensar que el compañero de copas del buen Yuri Lyalin era el mismo Rasputín, quien lleno de furia y egoísmo quiso matar a este cuate porque tenía la misma habilidad que él mismo. Pero en su arrebato exacerbado, olvidó que sería difícil matar a Yuri.
viernes, 18 de abril de 2008
No me extenderé...
jueves, 17 de abril de 2008
Un buen día
miércoles, 16 de abril de 2008
Una ventana
martes, 15 de abril de 2008
Ayer
La barba
domingo, 13 de abril de 2008
La cara
Chale
sábado, 12 de abril de 2008
Los que faltan
viernes, 11 de abril de 2008
Espurio II
Le digo gobierno-tumor porque a Andrés y compañía, no les gusta trabajar y también le gusta "chupar" del erario; es decir, los primeros son unos parásitos convenidos entre todos (estúpidamente, pero en fin, la gente es estúpida por antonomasia), los segundos son unos parásitos convenidos por "supuestamente" la mayoría que ganó pero no ganó en el 2006.
La segunda forma en que las personas siguen con los políticos es por sus líderes (la gente nunca va a actuar por sí misma, son demasiado miedosos), quienes están vendidos a los políticos y aspiran a ser como ellos. Para muestra un botón: una de las Adelitas le responde a un reportero que con la defensa del petróleo, “Si no se privatiza el petróleo nos va a tocar un barril al mes a cada mexicano. Por eso estamos aquí. Para defender la riqueza y que no se roben el país los españoles”. Esto jamás aparecería en la Jornada, porque está descalificando a los sucios políticos. ¡Caramba! ¡A caso los intelectuales no se dan cuenta que están defendiendo a puros ladrones y mentirosos?
El buen Astillero le encanta la ironía, y supongo que debe ser así, ya que irónicamente, en el momento en que llegue al poder un dictador como AMLO, perderá su chamba, pues ya no va a poder criticar, ahora tendría que loar al nuevo rey y eso no va con su ironía. Así que paradójicamente Julio Hernández es feliz con su infelicidad, es feliz con un PAN en el poder y es feliz mientras las cosas le vayan mal a su papá López Obrador. Los caricaturistas de la Jornada no se quedan atrás (no hablo de los reporteros porque sería rebuznancia). El único que se salva y parece darse cuenta de que todos son puros cuentos, es el tal Magú y en ocasiones Ahumada. De ahí en fuera, todos los demás son unos ineptos y ardidos que viven de lo que vive Julio Hernández. Pobrecitos… no saben lo que hacen.
Regresando a lo que dijo la Adelita… ¡Dios mío! ¡Eso es lo que les prometieron! ¡Eso es lo que les dijeron! Van a tener un barril de petróleo al mes. Si nos vamos por el lado literal, de mucho le va a servir a cada mexicano un barril de petróleo al mes. Ahora sí van a comer y a vestirse como las doñas de la tele, y van a llevar joyas y sus hijos van a comprar coches y sus maridos se van a emborrachar con cognac y cocacola (la coca nunca la dejan). Porque las clases sociales pobres, una vez alimento en panza, no piensan, en general, en salir adelante poniendo un negocio o estudiando, cuando les cae del cielo el dinero, lo despilfarran para ser lo que no han sido en toda su vida y cuando se acaba, se vuelven resentidos porque siguen siendo pobres… pobrecitos pobres. Si nos vamos por el lado no tan literal, un barril cuesta 90 dólares más o menos. 900 pesos al mes. ¿Para despilfarrarlo en lo mismo?
En fin, así están las cosas. Unos llaman espurios a los otros con la conciencia de que sus manos están tan puercas como las de aquellos. Los medios se polarizan y se meten en la licuadora del lodo. Los líderes son seducidos por el poder y en cuanto lleguen a las altitudes de sus mentores los van a morder (como lo hizo AMLO). ¿Y el pueblo? El pueblo está dormido y esperando a que se arreglen las cosas desde la barrera. El pueblo está lleno de miedo para actuar en contra de los verdaderos enemigos del pueblo: los facciosos, los políticos, los empresarios deshonestos, los mentirosos, los corruptos. ¿Y porqué está lleno de miedo? Por la mayor parte de los que están en el pueblo, si tuvieran la oportunidad serían iguales o peores a los políticos. Como alguien dijo alguna vez: pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de nosotros mismos.
Espurio I
Con este adjetivo, los activistas que están a favor del señor López califican al que constitucionalmente es el presidente de México. El apartado anterior es simplemente para conocimiento general. A lo que voy es a lo siguiente:
De hecho, es una paradoja que llamen a Calderón espurio. Es purio cuento (chistirijillo jo jo jo) de los facciosos lopezobradoristas. Le dicen así porque, aparentemente, es falso y no es auténtico el presidente Calderón. ¿Y quién sí lo es? AMLO, por supuesto. Pero da la casualidad de que a un porcentaje de los mexicanos (los que no son rijosos y no les gusta arreglar las cosas a punta de madrazos y mentadas de madre) el que les parece falso y no auténtico (y cada día más bravucón y cobarde, miren que mandar a las "Adelitas" (nada que ver con la Micha, si no yo creo que eso sería el insulto más grande que podrían hacérseles a las "Adelitas") por delante, y no digo que las mujeres no tengan la capacidad de defender o defenderse, y miren que estas se ven bravas, de esas con cara de ángel y lengua funde-tenedores). Es el señor López el que está cayendo en una locura increíble, propia de cualquier dictador que cree que lo puede todo, y lo peor es que está arrastrando a todos al agujero de su desgracia.
¿Quién es el espurio, el que ganó las elecciones o el que se envalentona escudado entre sus siervos para alzarse como legítimo pero con su ley? ¿Quién es el espurio, el que siguió las reglas establecidas por los propios jugadores (políticos) o el que prefiere ser un bastardo de la institución y formar su propia familia, su propia corriente y su propio país, pero eso sí auspiciado por el dinero de todos los que no estaban con él? ¿Quién es el espurio, el que actúa conforme a la civilidad o el que lanza bravuconerías y genera crisis entre su propio grupo con base en bajezas y berrinches?
AMLO es un político y eso debería ser suficiente para todos sus seguidores y personas que están esperanzados en él. Político es sinónimo de una persona sin escrúpulos, una persona que es capaz de todo con tal de llegar a satisfacer por completo su ego con el poder (ellos piensan que con el poder absoluto satisfacen su ego, pero al obtenerlo se dan cuenta que no es suficiente v.g.: Hitler, Stalin, Bush, Chávez, Díaz, Juárez, Nerón, etcétera). AMLO es un político, como lo es Calderón, como los son los del PRI o los del PAN.
Pero AMLO y su corriente perredista pseudoizquierdista, además de estar en un escaño bajísimo en cuanto a ética, moral (que tan vituperada es en estos días) y civilidad por el simple hecho de ser político, están todavía más abajo, pues son gente traidora a su partido político original (PRI) que no tuvo los contactos necesarios para poder trascender en él y por eso enarbolan la bandera del izquierdismo para que los chavos inexpertos e ilusos, las masas necesitadas y los intelectuales ávidos de reconocimiento se traguen el anzuelo y voten por ellos para darles vida en un juego en donde todos (los políticos) son hipócritas con caretas sonrientes en las elecciones y más sonrientes mientras se embolsan los dineros sin trabajar y sin cumplir las promesas.
Gracias a los políticos el mundo está como está… y lo peor es que todos siguen con los cuentos de la democracia. Gracias a todos los políticos, pero sobre todo, gracias a la gente que con su voto sigue alimentando a estos peleles (incluído el espurio AMLO). ¿Quiénes son los espurios entonces?
jueves, 10 de abril de 2008
El sepelio de Don Eusebio
miércoles, 9 de abril de 2008
La muerte de Don Eusebio
Pero todo se trastornó aquél día en que había visto una chamarra encantadora en una tienda de Polanco. Lastimósamente no podía comprarla; aún peor, otro hombre lo hizo y entonces todo sucedió. Sus reprimidos deseos lo obligaron a sentenciarle indirectamente al cielo una guerra sin cuartel que duraría pocas horas. Después de su arrebato en las calles de Polanco, su mujer lo hizo llevarla a una plaza comercial. Segunda batalla ganada por el destino, o si lo prefieren, por Dios o su ausencia, como quieran. Era evidente que su falta de experiencia para con las batallas de la vida, por inconsciencia o por fatalidad, lo llevaría a la ruina. Lo que nadie esperaba es que fuera tan pronto. El estrés lo batió y en medio de un terrible embotellamiento, comenzó a dejar salir toda la impotencia, el miedo al fracaso y las llagas aparentemente costrificadas en un pitido perenne. Todos lo hacían, y como dicen por ahí, mal de muchos consuelo de todos (o de tontos, que es lo mismo).
Así, el buen Don Eusebio atinó a dejar el pitido que lo liberaba, que lo hacía volar hacia los tesoros que en su mente había mascullado a escondidas (y sin siquiera él saberlo, aparentemente) desde la niñez. El pitido realizaba la vendeta de su vida. ¡Ja, cómo ves eso, creador, rey de reyes! Ahora no puedes hacer nada para callarme. Y como si sus palabras fueran las del oráculo, alejó la mano de la bocina, pero el auto siguió profiriendo su hiriente chillido. ¿Qué había pasado? ¿Dios, su ausencia o el destino se burlaban de él (otra vez)? No lo podremos saber a ciencia ni a metafísica (no desde el punto de vista Aristotélico, aunque bien pudiera ser lo mismo) cierta. Lo único factible era que el claxon se había quedado vociferando la ira de Don Eusebio, aún cuando éste, por lo menos superficialmente, ya no lo quería. Todos los demás autos habían callado el suplicio, pero el de Don Eusebio no. El golpeteo martirizante seguía y seguía y parecía que no se detendría jamás. "Ahora no puedes hacerme callar", repitió inconscientemente Don Eusebio. Finalmente algo que él quería se había dado.
Todos los automovilistas voltearon a ver al pobrecito Don Eusebio, quien no sabía dónde esconderse para que no lo tacharan de escandaloso ni rijoso. Su querella convertida en un claxonazo infinito molestó a todos y en seguida no pudo esquivar las constantes groserías y mentadas de madre que le profirieron. Su mujer parecía estar en todos lados menos en el suyo. Era evidente que el claxon se había pegado, algún cortocircuito inesperado lo estaba llevando a la tumba. "Cállate, Eusebio", le aguijoneaba aún más su mujer. ¡Increíble mujer! ¡A caso no se daba cuenta que no era por su consentimiento que el bocinazo se extendiera hasta la inmensidad de las estrellas? ¡A caso no se enteraba de que sus manos ya no tocaban la bocina? Pero lo había dicho con tanta ira, histeria y seguridad, que por unos instantes Don Eusebio creyó que realmente nunca había dejado de tocar la bocina y que un doppelgänger lo hacía en su lugar, para que él no tuviera el remordimiento de hacer algo socialmente inaceptable, y de todos modos hacerlo.
Nunca pudo averiguarlo, porque entre los protestantes contra su escándalo, estaba el microbusero que minutos antes había recibido el primer espolonazo de la amargura de Don Eusebio. Llegó ante su ventana, mientras Don Eusebio se debatía entre quién tocaba la bocina (su doble o alguna falla mecánica, o una falla mecánica que era su doble). De la manera más alevosa, más cobarde, más villana, a quemarropa, sin dar tiempo a empuñar las pistolas, el microbusero descargó la furia de una tranca que llevaba en la diestra. Una vez, rompió el cristal; otra vez, la cabeza de Don Eusebio quedó prensada entre el volante, el arma homicida, la indiferencia de su esposa y el pitido del claxon que se mantenía; una vez más, Don Eusebio perdió el conocimiento y, muy probablemente la vida. No tuvo suerte, pues su esposa le seguía recriminando que la culpa era suya por no dejar de tocar el cláxon, mientras se miraba las uñas esperando a que la larga fila de autos avanzara. Tuvo suerte (¿o no?) pues mientras sus sentidos se desconectaban de la realidad, tuvo la sensación de que el cláxon se callaba por arte de magia. ¿Era él quien causaba el escándalo, o era Dios, o su ausencia o el destino el que se encargaba de ponerle fin a sus conspicuos y últimos momentos de vida?