sábado, 26 de abril de 2008

Conclusión


Muchos nos hemos quebrado la cabeza por saber qué diablos le pasa a la gente; porqué el mundo está como está y todas esas preguntas que a veces no dan hueva. 

Ahora, después de ver una serie de anuncios en la tele, las cosas se aclaran un poco. Los productos que se venden (y por ende, podemos presumir que son los más consumidos) nos hablan y nos dejan ver la verdad: 

el mundo está como está, porque la gente no puede comer, no puede dormir y no puede coger... ¿quieren algo más? Creo que es suficiente, pobrecita gente. 



viernes, 25 de abril de 2008

Mientras tanto

Desde anteayer he tenido aquella vorágine que te traga si no corres lo suficientemente rápido en mis pies. Recordé tiempos antiguos cuando tenías que presentar exámenes o trabajos o exposiciones o presentaciones, pues de lo contrario corrías el riesgo de sacar un feo 5 o 6 (o reprobado tipo humillación) y con ello perder la beca que tan poco trabajo te había costado obtener. Claro, había gente que se sentaba, calentaba el asiento (y yo añadiría que además consumía el oxígeno que a otros nos hacía más falta y por si fuera poco terminaban apestando el mítico salón 33, o en el caso respectivo, el salón de la prepa) sonreía al maestro, se hacía su best pero por la espalda soltaba pestes de él (y de cualquier otro terrícola) y pasaba con medianos esfuerzos. 

Aquella vorágine que te traga y cuyo epicentro es el terrorífico "me van a sacar de la universidad" se va transformando conforme creces y en estos días en los que uno deja de ser universitario para convertirse en "profesionista", la cara del epicentro se transfigura y se convierte en "no voy a cobrar o me van a despedir". Esa vorágine quiso tragarme ayer, pero como uno ya está fogueado por años y años de experiencia de correrle a la vorágine, la libre por un pelo de rana calva. ¿Quería trabajo no? Pues ahí está lo que le pone sabor al caldo. Y mientras uno sigue en lo que sigue y todos los demás siguen en su bestial dominio del ser, el universo sigue en lo suyo y no se va a detener ni va a cambiar por ninguna reforma energética ni por que no tengas para pagar la renta ni porque se muera tu tío abuelo. El universo sigue y sigue en lo suyo, quizás por una eternidad, para nosotros, pero quizás para el propio universo es sólo un instante y también está corriendo de una vorágine que lo está acabando.


jueves, 24 de abril de 2008

A destiempo

Cuando miró el reloj por última vez en el día, la niña _______ no sabía que estaba por terminar lo que siempre había empezado. Se quejó amargamente con el taxista que le llevaba a su escuela de que llegar tarde para encontrar al amor; alegó con el policía de la entrada que si las arañas lo hubieran consentido ella no estaría ni repitiendo un año que debió haber terminado hacía un año; finalmente le gritó a todos los cielos y al viento y a las estrellas que estaban la veían tras el velo del sol que ella no merecía eso, que no era justo que siempre estuviera un momento atrás de lo que ella deseaba (y lo que más deseaba era regresar por sus pasos hasta su casa). 

"Caramba, niña _________. No te desanimes, que pronto llegará el momento justo", le dijo una de ellas sin que obviamente la escuchara, no porque la niña __________ no entendiera el lenguaje de las estrellas, sino porque cada palabra tardaba un tiempo inmensurable para llegar a los sentidos de cualquier terrestre, o de la niña________. 

Por eso ella se sentía a destiempo, sola y enclaustrada en un mundo, alejada de sus hermanas estrellas y torturada por verlas todo el tiempo (ese tiempo mensurable que se vende al mejor postor) sin poder tocarlas como siempre y sin poder conversar con ellas (porque era lo que más le gustaba, además de comer pastelillos y otras delicias proveniente de las estrellas, que como todos sabemos, dejaron sus restos en la tierra y por eso todos tenemos un pedacito de estrella haciéndonos compañía o reventándonos el apéndice). 

Llegó por fin a su salón y cuando abrió la puerta lo encontró vacío. "A destiempo una vez más", y entonces el flujo de la sangre le subió a torbellinos por la mente y se enfureció y se encolerizó y se deprimió y todo su cuerpo se encontraba en una fibrilación espontánea y todos querían correr hacia la emoción que más les acomodaba y el corazón quería ir a la tristeza y sus puños a la ira y el cerebro a la indiferencia y nadie se ponía de acuerdo hasta que, como era de esperarse, el cuerpo de la niña _________ se rompió como un trapo en miles de jirones, pues cada célula de su cuerpo sentía algo diferente y protestaba porque nunca se hacía lo que esa célula específica quería. 

Entonces la energía acumulada en el cuerpo de la niña _________ se disipó por todos los rincones de la tierra a una velocidad voraz. Dicen que el viento de deseos que lanzó, provocó que un niño descubriera la fórmula para aprender a volar; un ama de casa de pronto supo la receta para entender a su marido; a un grupo de campesinos se le ocurrió la impensable idea de no pelear contra los del poblado vecino y mejor dedicar sus fuerza en rentar sus tierras a una compañía agrícola; un microbusero tuvo la revelación de que los pasajeros no eran monedas de dos pesos y que no valía la pena pasarse los rojos ni mentarle la madre a la competencia; un par de políticos se sintieron desgraciados pues se dieron cuenta de que no servían para nada a la sociedad y decidieron tomar un par de cuerdas y anudarlas a sus parásitas cabezas. 

Lastimosamente esa ola mágica duró sólo unos segundos, pues al siguiente, todos olvidaron sus revelaciones espontáneas y siguieron con sus ganas de salir de la habitación por la ventana cerrada. Toda la energía regresó al mismo punto del que había brotado. La niña se rehizo, y salvo un par de cabellos que seguían de revoltosos, el resto de su cuerpo, ya más calmado, volvía a unirse para formar a la bella niña __________. Pero su ánimo seguía crispado. 

Bajó las escaleras volteando a todos lados y reconociendo en cada cara a un extraño. No cabía duda, ella estaba nuevamente en el lugar equivocado. Entonces, al dar la vuelta se dio cuenta de que había un muchacho paralizado, congelado en el tiempo, esperando. Lo miró y él supo que era momento de seguir su camino. Se descongeló y la tomó de la mano. "Qué bueno que llegas, justo a tiempo, estaba por continuar pero mejor te esperé... sabía que vendrías". Su corazón, inexplicablemente se alegró. Los centavos caían poco a poco dentro de la canasta. Sintió que el kairós la inundaba con sus aguas termales. "Vente, tenemos que ir por los demás que nos están esperando". 

Y doblaron la esquina para bajar las escaleras y encontrarse con sus amigos que los esperaban congelados y con la risa del que sabe lo que viene y no sabe lo que es esperar. Sus hermanas estrellas estaban aliviadas, pues finalmente el lenguaje de los hechos hacía eco de sus voces que todavía tardarían una eternidad para llegar a los oídos de la niña__________.

martes, 22 de abril de 2008

Reflexiones

Escuchaba en la mañana que Alejandro Cacho se quejaba de la policía de nuestro país ya que según los índices la corrupción ha aumentado unos cuantos puntos. Entabló una plática con un especialista en el tema y se discutió si con una reforma en el sistema policial, se podría mejorar el servicio que estos prestan y su imagen frente a la sociedad. Esto me hizo pensar en dos cosas:

1. La mordida sería más fácilmente evitada por muchos si no se "amenazara" con llevar al corralón al automóvil. ¿Para qué sirve el corralón? ¿A caso no es nada más para que Ebrard siga ganando dinero, pues es él quien controla las grúas? La infracción debería constar sólo de faltas administrativas (multa) y a menos que la infracción conlleve un accidente por estado de ebriedad o algo por el estilo, entonces y sólo entonces se aplica el corralón. Para las demás faltas está demás. 

2. Estoy convencido de que México, como nación y como pueblo y sociedad, pasa por un momento parecido al de la Edad Media. Por ello no serán ni unos cuantos años (¿30, 40?) ni mucho menos un cambio en el sistema policial lo que cambiará (valga la redundancia) la situación de los capitalinos. El cambio debe venir de la ideología del mexicano y hasta que no encuentre una identidad plena, primero como individuos y después como sociedad, no podrá tener una ideología clara y exitosa y cualquier cambio en el sistema seguirá acorde con el clásico refrán "la misma gata, no más que revolcada". 

También en el mismo noticiario dijeron que hoy es el Día Internacional del Planeta Tierra. ¿Y qué? ¿De qué diablos sirve tener un día si seguimos dañándolo? ¿De qué sirve si no nos damos cuenta de que al dañarlo sólo nos dañamos a nosotros mismos? Porque en un par de milenios el mundo cambia y vuelve a tener lo que ha tenido siempre y nosotros ya valimos. De qué sirven este tipo de institucionalidades si no van a producir ni una solución ni un cambio. 

Retomo con esto lo anterior, es cosa de un cambio de fondo, pero no de las instituciones, sino de nosotros como personas egoístas y obsoletas. Retomo mis entradas anteriores, hay que hacer un cambio a la reforma energética pero en serio; voltear a las energías alternas renovables; hacer que nuestros desechos, físicos y fabricados, se conviertan en nuestros combustibles; pensar seriamente EN CAMBIAR EL ANTICUADO TRANSPORTE PÚBLICO, para que el reino del automóvil se desvanezca (porque Ford tiene la culpa); para que los sistemas de enseñanza dejen de hacer que el individuo se aleje del saber y se acerque, sin armas ni protecciones, a un mundo que se lo traga, lo devora, lo seca y lo escupe sin más, esperando al siguiente. 

Hay que iniciar un debate sustancioso y que realmente nos arroje a soluciones y no a dimes y diretes que sólo quedan en bonitas y airosas cartas de "intelectuales" para que el gobernador de Jalisco no dé dinero a una megaconstrucción para los Mártires Cristeros olvidando que se gastan demasiados recursos en proteger y sostener demandas bizantinas. 

Hay mucho por hacer y hay que empezar por algún lado. Yo propongo pensar menos en nosotros y más en nuestro entorno, para que obtengamos más nosotros y todo nuestro entorno. Se aceptan propuestas...

lunes, 21 de abril de 2008

Una más, una más...

Como muestra de lo que se ha convertido la "izquierda" en México tenemos a La Jornada, lo que ellos digan está bien, y lo que todos los demás digan está mal.

Me parece increíblemente estúpido lo que dicen. Arremete contra el "nefasto espot", pero sus moneros siguen con una "crítica mordaz" y ladeada. Es decir, a la vista de La Jornada, todo aquel que ataque a un político que no sea monero o escritor de columna de SU PERIÓDICO, es un tirano, loco, fanático y fantoche y además sus críticas se invalidan. 

El dichoso espot es lo mismo que los cartones de sus moneros, pues ambos utilizan un medio masivo de comunicación (en primer lugar) para llegar al público y muestran una "crítica" desmedida (completamente sofista y hasta estúpida) hacia lo que ellos creen que está mal. 

Ustedes dirán "pues deja de leerlos", y no me gustaría otra cosa, pero siempre tengo la idea de ver lo que dicen en todos lados y por el momento, lo que dicen en La Jornada es realmente estúpido. (Digo, hay cosas en las que se salvan, pero no son las más... de hecho son las mucho menos).

El punto

El debate energético se ha convertido en un rijoso escándalo que ha sido bien aprovechado por el sector político para afianzar sus posiciones. Es como una batalla, una guerra, en donde los generales de cada bando se pertrechan en diferente sitios para atacar al contrario y ganar la guerra que les convertirá en héroes y en los mandones. Andrés tiene muy bien estudiada su estrategia con respecto al petróleo, tiene una larga historia y un colmillo largo y retorcido. Los blandengues del PAN simplemente son cobardes inexpertos que no saben enfrentar una batalla política, pues carecen de argumentos, de astucia y de cojones. Los del PRI tratan de subsistir a una guerra que en ocasiones les ha pintado el final del túnel pero que siempre los vuelve a revolcar en una ola de disparates promovidos por sus adversarios políticos. 

¿Resumen? Todos provienen de una estirpe que no le interesa otra cosa que su propio pellejo. Olvidan a amigos, a enemigos, a compañeros, a la gente que "votó" por ellos, olvidan a su partido (que viene siendo su ideología) y a su propia madre con tal de ser ellos los ganones. Los políticos (quizás en todo el mundo no sea así, pero en México así es) no quieren reformas para mejorar la vida de los demás, los políticos no defienden las ideologías por creer en ellas, los políticos no respetan sus convicciones si les afectan personalmente. Los políticos son capaces de dar el espaldarazo al más débil con tal de seguir chupando del dinero de todos y poder seguir haciendo negocios que afecten a los demás, pero que a ellos, en corto plazo (por que tampoco les importa su familia ni sus hijos ni nada, a menos que una dinastía los coloque como chupasangre vitalicios del erario) les de fructíferos beneficios. 

Así son todos los políticos, sean de algún partido político o sean líderes sindicales o de un movimiento social o lo que sea. Los del partido ya están en el erario, los de los movimientos sociales quieren estar en el erario (debe haber raras excepciones, y por ende sería interesante conocer a un político que se salga de las características que estoy sugiriendo). Pero todos los políticos son iguales, así que yo no sé porque los analistas se gastan litros de saliva y tinta en defender a unos o destrozar a otros, si lo que se debería hacer es comenzar un verdadero debate sobre las cuestiones que a todos nos incumben, pobres, ricos, intelectuales, profesionistas, empleados, jefes, maestros, niños, perros, hámsters, gatos e incluso hasta a los políticos. 

El punto en esta reforma energética se olvida y queda obnubilado por disparates de todos los bandos (y esto ocurre con todas las reformas que necesita el mundo, incluso una reforma política), el punto es, señores, que en 10 años o un poquito más o un poquito menos, nos vamos a quedar SIN ENERGÍA. ¡Ese es el punto! El gobierno federal se va por sacar más petróleo (lo cual es obvio, porque, tal y como son los empresarios mexicanos que van a lo seguro). Yo estoy en contra, pues esa es una solución a corto plazo. DEBERÍAMOS IR POR LAS ENERGÍAS ALTERNAS Y MANDAR A UN CARAJO EL COCHINO PETRÓLEO QUE NO HACE MÁS QUE CONTAMINAR AL MUNDO Y MATAR A LA GENTE. 

El punto no es ver si el petróleo es nuestro o no. El punto es decidir cómo vamos a crear energía que pueda sustituir a los hidrocarburos. Se ve que a los políticos no les interesa EL PUNTO. Ellos se van a lo seguro (como muchos empresarios miopes) y los de Andrés lo quieren para ellos (ellos dicen que es para la gente, pero la verdad es que lo quieren para ellos y en una de esas hasta para compartirlo con Chávez y formar un "Eje del Bien" contra las fuerzas horribles del Mal) y los de Creel y Beltrones lo quieren para ellos. Pero NINGUNO QUIERE A MÉXICO, ninguno quiere a su gente, a su ecosistema. Ninguno plantea algo sesudo. Por eso yo digo que a los políticos les hace falta ver que si fijan su PUNTO en hacer el bien a la sociedad que dicen representar, terminaran irremediablemente haciéndose un bien a ellos mismos. LO MALO NO ES SER EGOÍSTA, LO MALO ES SER PENDEJO (perdón por la palabra, pero así es, ni modos). 



No le fue tan mal al líder de la APPO en la cárcel. Por lo menos bajó de peso (poquito) y (casi) deja de ser candidato para un infarto prematuro o una diabetes devastadora como ocurrió con el buen Miguel Galván. Si lo malo no es que se mueran, lo malo es que se mueren los equivocados. 

domingo, 20 de abril de 2008

Rasputín en las venas del ruso

Al parecer podríamos creer que Rasputín era un ser con pacto demoniaco o algo por el estilo. Pero cuando estaba escudriñando en mi nueva adquisición digital "La Flecha", me encontré con una simpática nota. Se ve que los rusos tienen la sangre de Rasputín y que son de carrera larga. Para evitar seguir diciendo cosas de mi ronco pecho, échenle un ojito al siguiente artículo, está muy bueno (link para verlo desde la dichosa paginita esta)

Un ruso se queda dormido con un cuchillo en la espalda

Un electricista ruso se quedó dormido con un cuchillo clavado en la espalda toda la noche tras haber estado bebiendo y no se dio cuenta hasta que su mujer lo vio al día siguiente en la cocina, informó el diario ruso Komsomolskaya Pravda.

20 Abr 2008 | REUTERS
Y

ury Lyalin, de 53 años, fue trasladado al hospital en la ciudad de Vologda, aunque el cuchillo de 15 centímetros no había dañado ningún órgano vital.

Su esposa vio el mango del cuchillo fuera cuando su marido se inclinó para sacar algo de la nevera para desayunar, agregó el diario.

Aunque Lyalin quitó importancia a la herida, los fiscales locales no están tratando el incidente como una broma e investigarán a la persona que lo acompañaba mientras bebían. Podría enfrentarse a ocho años de prisión, según el diario.



Ahora que bien podríamos pensar que el compañero de copas del buen Yuri Lyalin era el mismo Rasputín, quien lleno de furia y egoísmo quiso matar a este cuate porque tenía la misma habilidad que él mismo. Pero en su arrebato exacerbado, olvidó que sería difícil matar a Yuri.

viernes, 18 de abril de 2008

No me extenderé...

No pienso extenderme mucho en este tema. De hecho y si se puede lo concluiré cuanto antes. El presidente de Colombia llama terroristas a los mexicanos que, por algo, estaban en el lugar equivocado en el momento equivocado. ¿Estudio, investigación, solidaridad? No lo sabemos, pero me imagino que si los estudiaban (como quien estudia a los gorilas) quiere decir que sienten algo hacia ese movimiento. Que sean o no terroristas, es distinto y lo sabemos. 

El presidente debería no decir cosas que no sabe y aunque las supiera, no está bien que las diga, pues representa a un pueblo y esa es mucha responsabilidad, la cual no entienden que tienen. Sin embargo, y en donde la puerca tuerce el rabo es que en México también le tiran al presidente de Colombia. Ahora la señorita Lucía, a modo de defensas o de simple ardor, dice que es él el terrorista, el paramilitar y el narcotraficante. 

¡Oh pues! Por un lado, se está pidiendo respeto por parte del presidente quien aparentemente no tiene pruebas para sostener lo que dice (si lo afirma que me lo sostenga, nada más no se vaya a cansar) y por otro, la señorita Lucía también le hecha de su ronco pecho sin tener las pruebas pertinentes. Porque hasta lo que la mayoría sabe, ninguno tiene pruebas y sus habladas no quedan más allá que en una discusión entre verduleras. 

Lo triste es que la Jornada, en la publicación de ayer, sí mantiene ese creciente enojo y rencor hacia el presidente Uribe simplemente con una fotografía y sus editorializadas y ladeadas frases. "Repudio", "Por nuestra raza hablará la UNAM", en general piden respeto pero no lo demuestran y caen en la eterna falacia de confundir la agresión con "el no dejarnos". 

Lo único que han logrado no es despertar el pensamiento de México, sino el resentimiento de muchos y la polarización de los más débiles (pobres, intelectuales) contra los más fuertes (ricos y sin cerebro). Tache a La Jornada, que como el PRD, va en pique, y por lo menos ha caído de mi gracia, pues tal parece que en ambos se esconden sólo los rencorosos que no proponen nada y se la pasan gritando y gritando y gritando y gritando.

jueves, 17 de abril de 2008

Un buen día

La Cosqui siempre tuvo ganas de ver el dichoso museo nómada y subirse al turibus. Ayer el deseo fue cumplido. Haciendo un esfuerzo sobre humano, logramos hacer que nuestras mentes se activaran desde las ocho de la madrugada. Bueno, realmente empecé el día desde las siete y ella lo hizo, supongo, desde las mismas horas, pero todos sabemos que los primeros minutos desde que abres los ojos hasta que te das cuenta de que tienes que abandonar la cama, son instantes en que estás como perro lampareado. La Cosqui llegó por estos rumbos defeños (previo chequeo de Visa y Pasaporte, pues viene desde la hermana república de Satélite) con todo y lonche en mano, dejó su Andimovil en una tranquila calle de mi demarcación y procedimos a concluir el viaje hasta el corazón de México (lugar siempre infartado por marchas, huelgas de hambre, adelitas, gritones, comerciantes, olor a grasa y basura, hordas de gente, y rancios inmuebles, pero eso si, siempre bello el corazón) vía la línea 9 del metro. 

Bajamos en Chabacano y de ahí trasbordamos hacia Bellas Artes. Sé que hubiera sido más fácil bajarnos en la estación Zócalo, pero causas de fuerza mayor nos obligaron a cambiar levemente el rumbo. En Allende enfrentamos una invasión al carro del metro de cientos de trabajadores a los que ya se les había hecho un poco tarde. Saliendo del tren, nos equivocamos de salida y ascendimos en el Franz Mayer. Se podía predecir que ese día estaríamos dando vueltas y vueltas a la gran ciudad. Nos dirigimos a una breve escala en el Sanborns de los azulejos, lugar donde me enteré (según Cosqui) que la siempre añeja Elenita Poniatowska había residido en sus años mozos. 

Al salir tomamos el camino hacia el zócalo, utilizando al vía de Madero. Ante nuestros ojos se abrió el espectáculo del museo nómada. Estructura enorme hecha con base en bambúes gigantes y un aspecto autóctono al más puro estilo de Gaudi (el decía que lo original era regresar al origen, y por ende sus estructuras se inspiraban en muchas construcciones de los hombres africanos, tal y como lo observé en el museo nómada). Llegamos y dimos una pequeña gran vuelta para formarnos. Creí que iba a ser mortal la fila. Gracia a la buena coordinación de todos los involucrados y a que era miércoles por la mañana, la fila era medianamente aceptable. Finalmente logramos colarnos al interior del museo. Sólo puedo decir dos cosas sobre las fotografías y los tres videos: la museografía estuvo excelente, las luces adecuadas y los marcos de agua y los pisos de madera dieron todo le ambiente para que la música completara el espectáculo. La única que no disfrutó tanto del momento fue una señora que trastabilló con una madera salido medio centímetro. Cayó de golpe en el agua y no sé que le habrá dolido más, si el madrazo o que cayó frente a cientos de personas. Lo bueno fue que nadie se rió. 

Los videos son muy buenos, sólo que con tanta gente llegando y haciendo que el inestable piso de madera se moviera como microbús, fue difícil entrar en el estado hipnótico preferible para ver ese tipo de espectáculos. Salimos no sin ver la famosa foto del niño tibetano con el leopardo o jaguar (no sé que era, el marasmo de gente no te permitía detenerte a observar una obra con tranquilidad, creo que se tomaron muy en serio aquello de nómada). Finalmente salimos y compramos 8 postales con las fotos que más nos gustaron. ¿De ahí a dónde? Pues como casi era la una, pues ya era hora del lonche. Nos dirigimos a Burger King, pedimos unas papas y un refresco (Nestea plis) y abrimos los sandwiches que el buen Tony tuvo a bien preparar por nosotros. Estaban buenos, salvo que sólo tuvieron una rebanada de jamón. 

¿Y luego? Pues turibús ¿no? o qué. Y ahí nos tienen a ambos dos preguntando en la estación informativa sobre los horarios y precio del mentado camioncito. "Sale cada 30 o 40 minutos, lo pueden tomar frente al hemiciclo a Juárez o al Franz Mayer y cuesta 100 pesitos". ¡Andale! Mejor información, jamás. Decidimos ir a ver un tranvía para ver su precio y demás informes y en lo que llegábamos nos abordaron dos artezánganos. El uno decía que podía hacerle una trencita a la Cosqui. Nel. El otro decía que compráramos un dije hecho con hueso de aguacate, quesque muy vernáculo y artesanal. Nada de eso, los compran hechos en alguna bodega del centro. "Ándenle, cero fashion. No que puro turibus... sólo hacen más rico al rico". Se ve que por eso estamos como estamos... todos siempre llenos de resentimientos. 

En fin, preferimos turibus a tranvía y nos lanzamos al hemiciclo a Juárez. Justo cuando estábamos por llegar, vimos cómo se alejaba el inche autobús. Estuvimos esperándolo unos 60 o 70 minutos. De hecho hasta le preguntamos al señor que nos acompañaba en una banquita si el autobús tenía horario de oficina. "No, que yo sepa trabaja todo el tiempo, y pasa cada 30 o 40 minutos, pero desde que yo estoy aquí sentado no lo he visto pasar una sola vez". Total que esperamos un poco más, y otro señor, cuatacho del primero, nos prestó una guía para que nos diéramos cuenta de que efectivamente salía cada 30 o 40 minutos. La Cosqui dijo, "mejor ya vámonos", y corrijió "mejor no, siempre que digo eso de 'mejor ya vámonos' llega lo que estábamos esperando a los dos minutos". Y mejor nos quedamos y dicho y hecho a los dos segundos apareció el turibus y lo abordamos. 

Parecíamos japoneses tomando fotos a lo que se dejara. Algunas fueron buenas otras malas, pero lo más divertido era ver cómo todos teníamos que esquivar las ramas. Un señor quería tomar una foto a uno de los edificios de Polanco y Periférico y el poli de abordo lo regañó pues no podía ponerse de pie en la parte de arriba. Se puso rojo de la vergüenza y con cara de perro asustado. Después, ya que se le había pasado el embarazoso momento, dijo, pues voy a tomar una foto sentado. Y estaba colocando la cámara y preparando la toma cuando de pronto, ¡chan! que le pega una ramita en la cara. Creo que ya no le quedaron ganas de tomar fotos. 

Una vez cumplido el ciclo de dos horas y media (más tráfico), regresamos de donde salimos y nos fuimos a comer al carísimo y poco rico Café Tacuba. Ahí vale la pena ir a merendar un chocolate y pan. Comer no lo recomiendo. Para llegar ahí atravezamos al grupo de Adelitas, que también se disponían a comer sandwiches con pollo aderezado con un intérprete de canciones de José Alfredo Jiménez. Estuvimos tentados a gritar "la patria no se vende, se defiende", con tal de que nos invitaran a tan agradable tertulia. Adelantito estaban otras Adelitas viejitas, viejitas, cantando canciones de protesta de sus años mozos, y decían "Nos tienen miedo porque no tenemos miedo, nos tienen miedo porque no tenemos miedo..." y no sé qué más. 

En fin, para coronar el día, en lugar de regresar vía metro (que por ser las siete de la noche iba a estar hasta el queque) decidimos sacarle jugo al boleto del turibus y lo montamos de nuez en el Zócalo. Queríamos que nos dejara por la condesa, pero en vista de que el tráfico estaba terrible, nos bajamos en el ángel y caminamos hasta mi casa. En resumen, sólo puedo decirles que el de ayer fue un buen día de paseo por la monstruosa urbe, que el día de hoy no se digno a comernos. 



Anexo:
Dicen los diarios que fue exquisita la muestra de fútbol que entregaron los mexicanos. Yo vi un buen despliegue de juego pero ciertas ineficacias tanto al momento de abordar la portería contraria como (igual que siempre) al momento de meter el gol. Sin embargo, lo que más risa da es ver los comentarios de la gente en un foro de discusión. Primero, con Lavolpe, TODOS los vituperaban y EXIGÍAN a Hugo Sánchez. Meses después de que su deseo fue cumplido, TODOS vituperaban a Hugo y EXIGÍAN a Chucho Ramírez (como nota, todos los que defendían a Hugo en los primeros meses terminaron por encerrarse en sus respectivas casas, nadie quería saber de él). Finalmente, cuando está Chucho, TODOS lo vituperan y EXIGEN que llegue Scolari. ¿Qué irá a pasar con Scolari?

El problema claramente no es el técnico. ¿Los jugadores?, ¿los directivos? Creo que el problema son los mexicanos. Somos un pueblo que muestra su ignorancia en todos los aspectos, rebosante de ingenuos y de personas que son buenas para hablar y malas para actuar. Ahí tienen a el buen Chente Fox. Muy bueno para los albures, pero malo pa' lo demás. ¿AMLO? Igual. Todos los mexicanos son buenos para emitir comentarios, pero hasta ahí llegan. Todos son buenos para quejarse, pero no solucionan. Todos son buenos para "reírse" de nosotros mismos, pero qué hacer para dejar de ser corruptos, dejar de ser machos, dejar de ser envidiosos y egoístas y dejar de ser "wannabes" (hasta la palabra la tenemos que tomar prestada de otro idioma). ¿Algún día podremos tener identidad, no ya como pueblo, sino como seres humanos? No lo sé, sólo sé que ayer fue un buen día.

miércoles, 16 de abril de 2008

Una ventana

Las paradojas llenan los receptáculos habitables en donde se fusionan los mitos y las leyendas de quienes transitan debajo de un sol y se yerguen sobre las arbitrariedades de la luna emergiendo en un correcto espectáculo albiceleste que despoja los resquemores de una insufrida pérdida de lo que habitan quienes están por encima de los anteojos destapados y se sienten llenos de furia tan semejante al ayuno que podrían sentir la similitud de las cajas de madera y sin embargo sentir la diferencia de los ángulos obtusos llenos de parsimonia y generosidad pero sobre todo siempre llenos de salpingoclasias y pays de durazno. 

Las paradojas se abren en mi mundo y cuando siento que debo hablar con la cara de perro que empieza a resquebrajar las transitadas calles de la modernidad y de la perdición entonces no cierro los ojos ni empiezo a oír los muros resquebrajarse ni los gritos desgañitarse ni los pájaros sobre volar con angustia en una partida de aluminio y sed, pues los cartones que se embriagan en una cartera perforada con sendos metales de la vida siempre terminarán por parecerse más a una almidonada mortaja que a lo cualquier singular y siempre aguerrido plumero podrían contener dentro de sus cuatro paredes y sus ciento y un albures faciales.

Las paradojas me emergen y en lugar de voltear hacia adentro busco la salida de una diáfana ventana para abrir mi mundo al interior y sentir las oleadas de cientos de toxinas que invaden con un calor furioso los receptáculos de la vida. Hay que salir para entrar y poder resentir el amor de los difuntos y la virtud de los simios que siguen en sus marranadas de poder transmitir una patada y nunca una historia que se construye con letras y gloria y sangre y cansancio de pies y un sudor que huele a recuerdos y siempre termina por provocar un escozor mental que llena de prurito las alfombras allagadas de los que siempre se atreven a decir y nunca terminan por cruzar el árbol que se emerge dentro de la victoria del único y terminan por vivir sentados en la taza del baño. 

martes, 15 de abril de 2008

Ayer

Melanie Catalin Forey Moreno obtuvo el día de ayer su grado de licenciada. Ahora sí podemos considerarnos todos unos colegas, en espera de que el título nos llegue por correo. Lo que más me gustó de su tesis (lejos de la parte de la justicia y el bien común, que a nadie le hace mal, pero hasta ella se aburrió) fue que conocí un poco más a Mafalda. Niña precoz de pensamiento e ingenua de convicciones, es la que enarbola los pensamientos de una época en que todos eran pueriles y creían que la democracia sería la varita mágica que resolvería los problemas; situación engañosa en la que han caído todos los intelectuales de todos los tiempos. Siempre en busca del elixir divino, sin darse cuenta de que lo tienen corriendo en las venas y sólo es cuestión de darse cuenta. 

¿Qué habría dicho Mafalda sobre los logros de América Latina en los últimos años? México se libra de la hegemonía de un partido por la democracia. Venezuela acaricia los sueños socialistas gracias a la democracia. Brasil se aleja poco a poco de la pobreza, ¿de quién es la culpa?, de la democracia claro está. Pero cuando uno se da cuenta de que vive en un país democrático sólo en las elecciones, entonces el encanto se va al W. C. 

Ahora, leyendo las editoriales de los periódicos, con respecto a la reforma energética, me doy cuenta de que los ciudadanos (bonito nombre adquirido gracias a nuestros amigos los revolucionarios franceses) no pasaremos jamás de ser unos meros espectadores, mirones cobardes y juiciosos. Hay un merequetengue endilgado por AMLO y nadie puede hacer nada. El presidente es un cobarde y nadie puede hacer nada. Los senadores y diputados se comen el país entero entre mordidas macabras y nadie puede hacer nada. 

¿Para qué luchar tanto tiempo por la "democracia"? ¿Por qué gastar tanta saliva y gritos y conciencia si después de todo, el poder termina por seducir a los facciosos? ¿Democracia? ¿Para qué? No sé qué diría Mafalda al respecto, pero por mí, creo que es mejor que el poder contagie a los demás (ambiciosos y deshonestos, mentirosos y resentidos) y nosotros nos pongamos a trabajar en (re)construir un mundo en donde se pueda respirar con tranquilidad. 

La barba

Se miraba en el espejo con angustia y depresión. Buscaba con el tacto algún indicio que le permitiera estar tranquilo, relajado y absolutamente confiado de que había un retoño que le devolvería la felicidad. Todos tenían lijas que le hacían corroerse en la envidia más vil. Todos enseñaban sus luengos trofeos pavonéandose y levantando pasiones irreconocibles. ¿Y él? Nada. Ahí estaba, como un punto vacío entre sus camaradas, como un foco infeccioso al que nadie se le acercaba, gozaba de un espacio vital que muchos querían pero que a él lo ahogaba. Lo estimaban pero en lo bajo de las conversaciones, nadie podía evitar aconsejar al otro "Mira, que no te acerques a Víctor, que no veis que eso que tiene es alto contagioso", y todos se santiguaban y mecían sus barbas, acariciándolas por si fuera la última vez que las poseían. 

Víctor había nacido con una extraña enfermedad, no tenía barba. A todos les sorprendía pues desde rancias generaciones atrás se les conocía por tener las barbas más prestigiosas y bien cuidadas de toda la comarca. No había hombre en Villalobos que no poseyera una, y dentre todos aquellos hombres, no había existido (hasta el día en que Víctor vio la luz) alguien que desbancara ni si quiera un ápice a los Barbafermosa, apellido al que deshonraba Víctor. Estaba convencido de tener alguna enfermedad rara, algo contrapuesto a la licantropía descrita por Aedelius Rasmusen en sus textos sobre las enfermedades, el hombre y los animales. Si era posible que un hombre adquiriera las facciones (¡cómo anhelaba las facciones, pero sobre todo el pelaje!) de un lobo, era también posible que él adquiriera una alopecia en todo el cuerpo. 

Muchos fueron los rumores del porqué de la alopecia facial de Víctor. Unos decían que no era hijo verdadero de don Alfonso, cosa falsa, pues los ojos no mienten, y la mirada de Víctor era calca al carbón de la don Alfonso. Otros pregonaban que alguna anciana ardida por las jugarretas de don Alfonso le había lanzado un maleficio a través de su saliva y que lo había alcanzado en el semen, para que su descendencia careciera de vello facial. La más descabellada era la que Víctor esgrimía, y todos en el pueblo sabían que las enfermedades no eran cosa de uno, sino de Dios y que Dios no querría que ninguno de sus hijos en Villalobos careciera de vello facial, así de simple. 

Leía libros y más libros que le enseñaran algún camino hacia la derivación de su enfermedad, pero nada había. Era el único y ser único le daba miedo, porque estaba solo. Quizás todo sería diferente si la terrible enfermedad hubiera perdonando los cabellos de su barba. Así no deshonraría (que era lo que más le dolía) a los Barbafermosa, y tendría el respeto (que era lo que más codiciaba) de Villalobos entera, y las mujeres lo cortejarían a él (que era lo que nunca ocurría) como le pasaba a todo mancebo de la villa. Su obsesión fue tal que lo llevó a encerrarse en el torreón norte de su casona días enteros, ojeando sendas fojas quebradizas que como las pisadas en un laberinto obscuro, eran su medio (y por lo pronto el fin, también, de su vida, en ambos sentidos) para acercarse a la verdad que no sabía que estaba ahí, pero que estaba encantado en imaginarla entre los pergaminos. 

De nada sirvió que su madre encargara a doña Socorro, el ama de llaves, (porque doña Gracia, viuda de don Alfonso José Herlindo Ramón Francisco Santiago Romualdo Barbafermosa y Capello, no quería que Víctor la contagiara, pues llevaba en el vientre al último vástago de los Barbafermosa, y la esperanza de que la familia se reivindicara ante sus acérrimos enemigos, quienes al ver que el heredero de los Barbafermosa carecía de vello facial, ya apresataban los aceros para hacerles frente y quitarles lo que tantos años de mecer sus barbas les habían dado a tan hidalga familia) que le dijera a Víctor que desistiera de sus batallas, pues sólo ponía en ridículo a su prosapia, pues no sólo no tenía vello sino además coqueteaba con el diablo para conseguirlo. 

Tanto se encargó Víctor de no hacer caso a su madre a través de los labios de doña Socorro, que comenzó a experimentar una locura terrible. Dejó de comer y como bien dicen los sabios, cuando estaba acostumbrándose a no hacerlo, murió. De eso no se enteraron sus parientes más que una semana o dos después de que el cuerpo había sido abandonado por el alma de Víctor. Es probable que, entre sus investigaciones, se diera cuenta de que el siguiente paso no estaba entre los muros de su estudio ni entre las páginas polvosas que hojeaba diario. El siguiente paso había que buscarlo fuera de toda corporeidad y por ende decidió transfigurar su esencia, para llegar a los lugares que su cuerpo no podía (o no quería, tanto era su miedo al ridículo) llegar. Lo hizo en varias ocasiones, experimentando una tranquilidad infinita, pues sus electrones se mezclaban con los de la vida y entonces encontraba a Dios, en una paz eterna. 

No es descabellado (sin alusión al pobre Víctor) pensar que prefiriera la tranquilidad de estar mezclado con el todo a la angustia de estar en la soledad más aberrante, y por ello un buen día no regresara a su cuerpo. Lo verdadero es que el pueblo se había enterado de la muerte de Víctor casi en el momento en que había acontecido, pues veían desde la distancia extrañas luces y fantasmagóricas alusiones que no podían ser otra cosa que el espíritu en pena de Víctor. Esto pudo ocurrir desde sus primeras experiencias en la extracorporeidad, cuyo final conocemos bien. Los rumores corrieron, como suele ocurrir, de fuera hacia adentro y las voces de los vecinos que clamaban ver a un joven lampiño en la ventana del torreón norte, terminaron por hacer que doña Socorro, auspiciada por la madre, subiera a ver qué le pasaba a Víctor. 

Cuando entró no pudo evitar llorar, pero al acercarse al cadáver que yacía boca abajo y levantarlo para cerrarle los ojos, una sonrisa se dibujó en el rostro de doña Socorro. ¡Ojalá y el niño Víctor pudiera ver su cuerpo para alegrarse más de lo que la faz del cadáver lo estaba haciendo ahora! Había nacientes vellos en la cara de Víctor, pequeños pero fuertes y ya medían dos centímetros. ¡Cuánta felicidad habría en Víctor! La madre se alegraba por el hijo muerto porque la muerte había trascendido a la maldición y ahora podía sentirse orgulloso de haber portado el apellido de su padre. Decidieron cortar la cabeza y enterraron el cuerpo en las galerías de la casa, para que la testa cada día más barbona de Víctor acompañara los retratos de todos sus ancestros, que ahora lo veían con dignidad como un miembro más de la noble familia de los Barbafermosa.


domingo, 13 de abril de 2008

La cara

Hace unos momentos dejé de fumar mi cigarrillo afuera de la ventana. Es verdad, es un mal que hay que erradicar y con la ayuda de nuestros gobernantes, dejarlo será más sencillo. Pero por lo pronto no puedo negar que lo hice. Miré la ciudad (el pedazo que se alcanza a ver desde la ventana) como siempre lo hago mientras me entran millones de toxinas al cuerpo. Por ahí mi hermano tiene la teoría de que gran parte de la obesidad tiene su fuente de origen en los billones de toxinas con las que entramos en contacto cada minuto. ¿Por qué? La grasa, entre otras propiedades benéficas, como lo es el almacenamiento de energía, también sirve como aislante entre la sangre y las toxinas. De aquí se desprende un silogismo sencillo que utiliza mi hermano para esgrimir su teoría: si la grasa sirve como aislante de las toxinas, y vivimos (nadamos podríamos decir) en un mar con toxinas cada vez más complejas, es lógico que el cuerpo quiera responder con más grasa. 

En fin, puede o no tener razón, pero a mí se me hace lógico, sin descartar que hay más razones por las que uno se pone panzón. Regresando a mi meditación, veía a los automóviles pasar y disfrutaba de la vista del viaducto semilleno (porque todos los días, incluso en sábado está lleno), del sol filtrado por miles de nubes producto de un norte (ironías de la vida, paradojas de nuestro tiempo, calor recio y un norte gélido que vienen a descontrolar hasta al más previsor), y un vientecillo frío aliviando el calor de mis cachetes. Recordé la plática de sobre mesa que tuvimos a penas una hora. Los recomendados y su importancia en la vida laboral de México.

Es verdad que lo que dicen es cierto. Vivimos en una sociedad y una sociedad se mueve con relaciones entre gente. Por lo tanto es entendible que los recomendados existan. No podemos satanizar una acción tan humana como escoger para el equipo de caza a aquél que nuestro compadre, nuestro amigo, nuestro socio, nuestro hermano o cualquier otro en quien depositamos cierta confianza (confianza que varía según la persona, tanto del que la da como de quien la goza) nos recomienda. De hecho el mundo se mueve con recomendaciones. Y no está mal. 

Lo bueno SERÍA que todos los recomendados tuvieran esa gran parte de RESPONSABILIDAD para con las dos partes, con los miembros del equipo que lo acoge y aquél que lo recomendó. Esa responsabilidad (que muchos la tienen, pero muchos no la tienen) es la que le va a permitir más adelante seguir cosechando más recomendaciones hasta llegar al éxito profesional o personal o los dos si así se quiere. 

Lo malo ES que muchos recomendados no tienen (ni entienden) esa RESPONSABILIDAD. Entonces es cuando nos fijamos en ellos (así somos, es también muy humano ver lo que está mal). Nos fijamos porque el hijo de no sé quien es director de no sé donde y es un completo inútil. O el compadre de fulano es secretario de sutano ministerio y sólo tiende a favorecer los minutos que tendrá para desempeñar su cargo. O el amigo de otro que le da un contrato para que construya casas, pero su poca RESPONSABILIDAD le hace edificar construcciones con materiales paupérrimos en calidad. Y lo peor es que casi todos los recomendados caen en este círculo vicioso que termina por fracturarlos a ellos mismos, a menos que hayan tenido la previsión de guardar su patrimonio en Suiza, y a veces ni así. 

¿Entonces? ¿Es bueno o malo ser recomendado? Creo que lo malo es que NO SOMOS RESPONSABLES y esa carencia de responsabilidad se deriva en un EGOISMO intrínseco que nos obliga a cerrarnos ante la situación de que TODOS DEPENDEMOS DE TODOS. La madre (rica o pobre) siempre buscará salvar a los suyos. Por eso tantos actos de corrupción, por eso tantos favoritismos que no llevan a nada, porque todos buscan un pedazo de algo para sobrevivir. Por eso somos TERCERMUNDISTAS, porque no tenemos la conciencia del otro y seguimos atorados en buscar la PROPIA supervivencia. Y los tercermundistas vienen desde EE. UU. hasta la Patagonia. NO TENEMOS LA INTELIGENCIA de pensar en los demás y eso nos tiene contra las cuerdas de la historia. 

Todo eso recordaba mientras el cigarrillo moría entre mis dedos y lanzaba su último aliento desde el humo que despedía mi boca y dejaba caer su cadáver carbonizado dejando atrás el filtro, que será entregado a la basura, pues contamina. Y de pronto, mientras veía caer el último trozo de tabaco a medio consumir, caí en cuenta de que en la calle, en el pavimento donde pasan los automóviles y miles de ciudadanos se debaten entre la supervivencia y el fútbol, noté que hay miles de grietas. ¿Qué tendría de particular? Nada, hasta que noté que las grietas formaban una cara. Me dejó pensativo dicha cara en el suelo. ¿Qué querrá decirme? Mientras lo sigo pensando, me quedo con la primera impresión: es una cara que escuchó mis pensamientos y por lo menos por un instante, no estuve solo y sé que no estoy loco. 

Chale

"Tenemos que llegar antes de que lleguen los otros, tenemos que llegar"
"¡Pues pícale, pícale! Metete por esta calle"
"¿Esta? No, mejor vámonos por el eje".
"Nel, que no ves que por el eje va a estar hasta su madre... Nel, métete en esta, ¡en esta!"
"Ya se me estaba pasando. Espero que no te equivoques, porque si llegan antes que nosotros nos carga el payaso".
"Tú tranquilo, yo nervioso. Ahora, ves aquella tiendita, ahí te vas a dar vuelta a la derecha". 
"¡Mira a este borracho! ¡Vale madres! ¡Mero a la mitad de la calle! ¡Ya ni la chinga... y ni pa' donde hacerse! ¡Me lleva!"
"¡Pues pítale pendejo... y si no se quita, le das un llegue y así sirve que se le quita lo pedote". 
"Nel, no le voy a pitar al pendejo este"
"¡Pítale cabrón!"
"No güey, no..."
"Si no lo haces tú, lo hago yo"
---------
"Mira no más cabrón, por tu puta culpa... pítale, pítale..."
"Yo qué iba a saber que el cabrón le iba a dar un infarto"
"¡Ya cállate! Ahora no sólo nos cargó la chingada con aquellos sino que tenemos que dar una lana pa' salir del bote... pa'cabarla de amolar el pedote era hijo del Chango... puta mala suerte"
"Chale"

sábado, 12 de abril de 2008

Los que faltan



Señores y señoras, este será un post pequeño. Sé que a la mayoría de los cibernautas les encanta ver post pequeños, pero no lo hago por ellos, simplemente lo hago porque el tema lo amerita. En estos años de mi escasa vida (claro, siempre existen las comparaciones y comparado con qué es lo que nos dará como resultado si es no escasa, pero yo la comparo con el mundo, así que no sólo es escasa, es ínfima, incluso aunque llegue a los 101 años como mi abuelo Pablo) han pasado frente a mis ojos varias personalidades a las cuales he querido conocer. 

¿Qué tienen en común? Es fácil saberlo si hemos sabido de ellos. Pero en fin, el motivo de mi post no es otro sino dar a conocer algo que quiero hacer algún día y no quiero que se me pase la oportunidad. Entre los personajes que más he admirado en mi corta estancia en la vida, me he dado cuenta que todos coinciden (la primer coincidencia entre ellos) con que ya están chochitos. Es decir, se pueden petatear antes de que yo tenga a bien verlos. Ya se me fueron dos: Ofelia Guilmain, actriz encantadora y con una personalidad sobresaliente, Luciano Pavarotti, tenor deleitable, sobre todo en su interpretación de Nessun Dorma en donde un gesto casi imperceptible de la voz es el que hace posible una catarsis en cascada, desparramando sentimientos por todos lados. 




Ambos tenían en común su amor por la representación, por su entrega y por el grado amplísimo de personalidad que mostraban con el simple hecho de dejar que el sol acariciara sus faces. Ya sé que se oye bastante lamebotas, pero ni modo, es lo que pienso por lo pronto y así quedará constatado en esta página electrónica (a menos que llegue un apagón que borre lo escrito antes de salvarlo.... lo cuál no pasó, ¡gracias!)

Lo importante no es ver que se han ido. Lo importante es que tengo que hacer lo imposible para que los otros dos que me faltan no se me vayan. Hablo del excelentísimo actor Antony Hopkins y del emérito Umberto Eco. Como verán, los cuatro comparten las mismas características: rodada añeja, seres sumamente cultos, entregados y sobre todo, completamente plenos en lo que escogieron hacer. 




Así que, espero poder algún día intercambiar un par de chacarrillos con Eco y estrechar la mano de Hopkins, o viceversa o las dos cosas con los dos. En fin, no hablo de otros que se me pasaron, pues hubiera sido imposible intentar conocerlos. Pero de todos modos dejo grabados aquí sus nombres: Jorge Luis Borges y Luis Buñuel, ah y no pueden faltar ni Poe ni Maupassant. En fin, a ellos ni con ouija los podría conocer. 

Es interesante conocer a quienes admiramos, sobre todo porque eso dice qué es lo que aspiramos ser y si tenemos las agallas no sólo de imitarlos, sino de trascenderlos. Por eso pregunto: ¿y ustedes a quién admiran?


viernes, 11 de abril de 2008

Espurio II

La gente sigue haciéndoles caso a los políticos por dos razones. La primera es por los medios, que se han metido al jueguito de los espurios políticos para acrecentar sus ventas (no hay que negarlo, son buenos empresarios, incluso los de la Jornada, ni modos). Y hablo de los dos tipos de medios que existen en el mundo o en México concretamente: los que están (aparentemente) alineados con el gobierno y los que están alineados con el gobierno-tumor que le ha crecido este país.

Le digo gobierno-tumor porque a Andrés y compañía, no les gusta trabajar y también le gusta "chupar" del erario; es decir, los primeros son unos parásitos convenidos entre todos (estúpidamente, pero en fin, la gente es estúpida por antonomasia), los segundos son unos parásitos convenidos por "supuestamente" la mayoría que ganó pero no ganó en el 2006.

La segunda forma en que las personas siguen con los políticos es por sus líderes (la gente nunca va a actuar por sí misma, son demasiado miedosos), quienes están vendidos a los políticos y aspiran a ser como ellos. Para muestra un botón: una de las Adelitas le responde a un reportero que con la defensa del petróleo, “Si no se privatiza el petróleo nos va a tocar un barril al mes a cada mexicano. Por eso estamos aquí. Para defender la riqueza y que no se roben el país los españoles”. Esto jamás aparecería en la Jornada, porque está descalificando a los sucios políticos. ¡Caramba! ¡A caso los intelectuales no se dan cuenta que están defendiendo a puros ladrones y mentirosos?

El buen Astillero le encanta la ironía, y supongo que debe ser así, ya que irónicamente, en el momento en que llegue al poder un dictador como AMLO, perderá su chamba, pues ya no va a poder criticar, ahora tendría que loar al nuevo rey y eso no va con su ironía. Así que paradójicamente Julio Hernández es feliz con su infelicidad, es feliz con un PAN en el poder y es feliz mientras las cosas le vayan mal a su papá López Obrador. Los caricaturistas de la Jornada no se quedan atrás (no hablo de los reporteros porque sería rebuznancia). El único que se salva y parece darse cuenta de que todos son puros cuentos, es el tal Magú y en ocasiones Ahumada. De ahí en fuera, todos los demás son unos ineptos y ardidos que viven de lo que vive Julio Hernández. Pobrecitos… no saben lo que hacen.

Regresando a lo que dijo la Adelita… ¡Dios mío! ¡Eso es lo que les prometieron! ¡Eso es lo que les dijeron! Van a tener un barril de petróleo al mes. Si nos vamos por el lado literal, de mucho le va a servir a cada mexicano un barril de petróleo al mes. Ahora sí van a comer y a vestirse como las doñas de la tele, y van a llevar joyas y sus hijos van a comprar coches y sus maridos se van a emborrachar con cognac y cocacola (la coca nunca la dejan). Porque las clases sociales pobres, una vez alimento en panza, no piensan, en general, en salir adelante poniendo un negocio o estudiando, cuando les cae del cielo el dinero, lo despilfarran para ser lo que no han sido en toda su vida y cuando se acaba, se vuelven resentidos porque siguen siendo pobres… pobrecitos pobres. Si nos vamos por el lado no tan literal, un barril cuesta 90 dólares más o menos. 900 pesos al mes. ¿Para despilfarrarlo en lo mismo? 

En fin, así están las cosas. Unos llaman espurios a los otros con la conciencia de que sus manos están tan puercas como las de aquellos. Los medios se polarizan y se meten en la licuadora del lodo. Los líderes son seducidos por el poder y en cuanto lleguen a las altitudes de sus mentores los van a morder (como lo hizo AMLO). ¿Y el pueblo? El pueblo está dormido y esperando a que se arreglen las cosas desde la barrera. El pueblo está lleno de miedo para actuar en contra de los verdaderos enemigos del pueblo: los facciosos, los políticos, los empresarios deshonestos, los mentirosos, los corruptos. ¿Y porqué está lleno de miedo? Por la mayor parte de los que están en el pueblo, si tuvieran la oportunidad serían iguales o peores a los políticos. Como alguien dijo alguna vez: pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de nosotros mismos.

Espurio I

Espurio.- adj. 1) Bastardo, nacido fuera del matrimonio: siempre reconoció a su hijo espurio. 2) Falso, no auténtico: esta firma es espuria; se trata de un documento espurio.

Con este adjetivo, los activistas que están a favor del señor López califican al que constitucionalmente es el presidente de México. El apartado anterior es simplemente para conocimiento general. A lo que voy es a lo siguiente:

De hecho, es una paradoja que llamen a Calderón espurio. Es purio cuento (chistirijillo jo jo jo) de los facciosos lopezobradoristas. Le dicen así porque, aparentemente, es falso y no es auténtico el presidente Calderón. ¿Y quién sí lo es? AMLO, por supuesto. Pero da la casualidad de que a un porcentaje de los mexicanos (los que no son rijosos y no les gusta arreglar las cosas a punta de madrazos y mentadas de madre) el que les parece falso y no auténtico (y cada día más bravucón y cobarde, miren que mandar a las "Adelitas" (nada que ver con la Micha, si no yo creo que eso sería el insulto más grande que podrían hacérseles a las "Adelitas") por delante, y no digo que las mujeres no tengan la capacidad de defender o defenderse, y miren que estas se ven bravas, de esas con cara de ángel y lengua funde-tenedores). Es el señor López el que está cayendo en una locura increíble, propia de cualquier dictador que cree que lo puede todo, y lo peor es que está arrastrando a todos al agujero de su desgracia.

¿Quién es el espurio, el que ganó las elecciones o el que se envalentona escudado entre sus siervos para alzarse como legítimo pero con su ley? ¿Quién es el espurio, el que siguió las reglas establecidas por los propios jugadores (políticos) o el que prefiere ser un bastardo de la institución y formar su propia familia, su propia corriente y su propio país, pero eso sí auspiciado por el dinero de todos los que no estaban con él? ¿Quién es el espurio, el que actúa conforme a la civilidad o el que lanza bravuconerías y genera crisis entre su propio grupo con base en bajezas y berrinches?

AMLO es un político y eso debería ser suficiente para todos sus seguidores y personas que están esperanzados en él. Político es sinónimo de una persona sin escrúpulos, una persona que es capaz de todo con tal de llegar a satisfacer por completo su ego con el poder (ellos piensan que con el poder absoluto satisfacen su ego, pero al obtenerlo se dan cuenta que no es suficiente v.g.: Hitler, Stalin, Bush, Chávez, Díaz, Juárez, Nerón, etcétera). AMLO es un político, como lo es Calderón, como los son los del PRI o los del PAN.

Pero AMLO y su corriente perredista pseudoizquierdista, además de estar en un escaño bajísimo en cuanto a ética, moral (que tan vituperada es en estos días) y civilidad por el simple hecho de ser político, están todavía más abajo, pues son gente traidora a su partido político original (PRI) que no tuvo los contactos necesarios para poder trascender en él y por eso enarbolan la bandera del izquierdismo para que los chavos inexpertos e ilusos, las masas necesitadas y los intelectuales ávidos de reconocimiento se traguen el anzuelo y voten por ellos para darles vida en un juego en donde todos (los políticos) son hipócritas con caretas sonrientes en las elecciones y más sonrientes mientras se embolsan los dineros sin trabajar y sin cumplir las promesas.

Gracias a los políticos el mundo está como está… y lo peor es que todos siguen con los cuentos de la democracia. Gracias a todos los políticos, pero sobre todo, gracias a la gente que con su voto sigue alimentando a estos peleles (incluído el espurio AMLO). ¿Quiénes son los espurios entonces?

jueves, 10 de abril de 2008

El sepelio de Don Eusebio

Más había durado su escarnio por proferir blasfemias a la inmensidad, que terminar finalmente por dejar esta realidad y convertirse en un montón de átomos dispersos entre los montones de viento y polvo. Don Eusebio había sucumbido de una forma fea. Primero le quitaron el único objeto material por el que alguna vez había sentido atracción; después un día tormentoso en una plaza comercial culminado por un altercado con un microbusero; finalmente, un grito de desesperación que terminó por llevarlo a la tumba a manos del mismo con el que había tenido el altercado. El que ría al último ríe mejor. 

Pero Don Eusebio no era de los que reían al último. Pertenecía a esa especie que está condenada a tener que ver el final de las comedias y sentir cómo los demás terminan por reír después que él y así fue incluso cuando lo llevaron al velatorio y después al sepelio. En el velatorio todo transcurrió con normalidad. Sólo ocurrió que cuando lo habían finalmente llevado a la plancha donde embalsaman a los cadáveres, llegó de improviso el hijo de algún funcionario billetudo, quien a fuerza de llevar la botella a la boca, terminó por embriagarse y chocar su automóvil último modelo. Qué más hubiera querido Don Eusebio, que tener un carro como el de aquel mozalbete advenedizo, que no sólo tuvo el cinismo de estrellarlo contra la funeraria (esa fue una de las razones por las que tardaron en atender a Don Eusebio), sino que ahora robaba la atención que había ganado con base en una paciencia sobrehumana recién adquirida por el pobre Don Eusebio. 

En fin, en las cosas de Dios no se manda, ni en las de la administración ni la burocracia. Así que tuvo que esperar un poco más a que reconstruyeran el rostro al otrora bonachón (y huevón) joven, para que finalmente procedieran a sacarle un líquido que le estaba molestando, pues le producía gases intestinales. La señorita que lo drenaba, miraba a Don Eusebio como culpándolo por las flatulencias que había esparcido sin quererlo. ¡Caray! Ni muerto podía dejar de ser el chivo expiatorio. Finalmente concluyó con el vaciado del cadáver y por primera vez en mucho tiempo, Don Eusebio podía sentirse satisfecho, pues había bajado como siete kilos en unos minutos, y lucía una figura espléndida. Algo tenía que haber de bueno en la muerte. Ahora era todo un dandi luciendo su corbata roja que tanto le había gustado (y que nunca usó por miedo a ensuciarle, pero ahora, qué más daba) y un traje azul obscuro que tenía unos hoyos en la espalda, pero como nadie lo iba a ver de espaldas, era lo de menos. 

Lo presentaron ante sus deudos, pero ninguno pasó a verlo por respeto o por tristeza, más bien querían saber qué tan bien le sentaba la muerte: puro morbo, pues. La esposa a penas llegó a verlo, y decía a sus amigas que ya lo había visto por mucho tiempo, además, había sido suya la culpa de que no llegaran a la cena del reencuentro de las señoritas de la preparatoria Lucía Collado, generación 58-60. "Qué egoísta fue tu marido", coincidieron todas, mientras seguían sorbiendo con parsimonia un café aguado, digno de un velatorio. Después el padre llegó, se puso una túnica que lo hacía ver más gordo de lo que era, se envolvió con una estola multicolor que más parecía un reboso que algo sagrado; dijo un par de cositas a la carrera y se fue rápidamente, pues tenía que ir a desposar a un par de jóvenes que le habían prometido una buena limosna a fin de que los desposara en domingo y a esas horas. En fin, a la noche todos se fueron y dejaron al pobrecito Don Eusebio solo. Pero se sintió mejor a solas que mal acompañado. 

Al día siguiente partió el cortejo fúnebre para llevarlo a su última morada, es decir una urnita que seguramente terminaría en el ático, tanto lo quería su mujer. Pero entonces, sucedió el colmo de todo su trajín hacia el más allá. Don Eusebio había padecido la agonía en medio de un tráfico estrangulador. Ahora padecía el final de su descanso otra vez en medio de un tráfico estrangulador. La carroza estaba literalmente atrapada entre un marasmo de automóviles que pitaban sin cesar, pues de buenas a primeras el motor había dejado de funcionar y se había quedado atravesada a lo ancho de la calle, causando un tráfico de los mil demonios. Un bocinazo, dos, tres, cinco, treinta, una orquesta entera de cláxones de diferentes tonos y vibraciones, unos adornando los compases con "la cucaracha", dos mentadas de madre, un auto que le dio un beso a otro más y provocó la explosión de los dos conductores, calor, calor, calor, cinco o diez comerciantes ambulantes aprovechando el oasis para pescar dinero como si fueran flamingos en una crecida del mar. 

Era más de lo que Don Eusebio podía soportar. ¿A caso Dios, o su ausencia o el destino no se habían contentado con quitarle la chamarra que tanto había deseado, atormentarlo en una plaza, crisparlo en un embotellamiento y encima matarlo? ¡No! Ahora tenía que vivir en carne propia la locura del tráfico el día de su sepultura. Era demasiado. No iba a permitir más burlas ni más insolencias de la vida. Abrió los ojos, alcanzó a soltarse las manos y con un poco de trabajo abrió la caja. "Con su permiso jóvenes, yo me sé el camino al panteón", les dijo a los choferes, quienes lo vieron salir tranquilamente. "Hubiera dicho eso antes de que lo trajéramos hasta acá, ¡inconsciente!" le gritaron al cadáver que salía reprochándoles la descortesía. Ahora resultaba que era la culpa de Don Eusebio, que ellos estuvieran en ese embotellamiento. 

Mientras se alejaba a su última morada, alcanzó a escuchar las carcajadas de toda la comitiva que lo veía cojear y desaparecer en una esquina, mientras el eco de aquellas risotadas le hacían que se le revolviera el estómago (o bien podían ser los tejidos pudriéndose dentro de él) pues eran el resumen de toda su vida.

miércoles, 9 de abril de 2008

La muerte de Don Eusebio

La vida de Don Eusebio se había tornado, en las últimas horas en una patética comedia ridícula, es decir, como lo ejemplificarían los intelectuales que les gusta crecerse haciendo referencias académicas, al más puro estilo de la literatura francesa de mediados del siglo XX. Su vida nunca había sido increíble, de hecho se había convertido en una situación mimetizada con el todo desde que había salido de las entrañas de su madre. Logró lo que muchos jóvenes quieren al adoptar tendencias que, en el fondo, buscan hacerlos pasar desapercibidos ante el mundo: que nadie los critique, que nadie los voltee a ver, pero paradójicamente, quieren ser diferentes, aunque terminan siendo igual que el grupo al que accedieron... en fin una cosa de nunca acabar. Don Eusebio había conseguido la dicha de estar en el todo sin mover un solo dedo. Fue segundón en la primaria, nadie lo pelaba en la secundaria, a penas y lo saludaban en la preparatoria y en la universidad la gozó sin penas ni fracasos. Después se hizo oficinista, se casó, tuvo un hijo y ahí estaba su vida.

Pero todo se trastornó aquél día en que había visto una chamarra encantadora en una tienda de Polanco. Lastimósamente no podía comprarla; aún peor, otro hombre lo hizo y entonces todo sucedió. Sus reprimidos deseos lo obligaron a sentenciarle indirectamente al cielo una guerra sin cuartel que duraría pocas horas. Después de su arrebato en las calles de Polanco, su mujer lo hizo llevarla a una plaza comercial. Segunda batalla ganada por el destino, o si lo prefieren, por Dios o su ausencia, como quieran. Era evidente que su falta de experiencia para con las batallas de la vida, por inconsciencia o por fatalidad, lo llevaría a la ruina. Lo que nadie esperaba es que fuera tan pronto. El estrés lo batió y en medio de un terrible embotellamiento, comenzó a dejar salir toda la impotencia, el miedo al fracaso y las llagas aparentemente costrificadas en un pitido perenne. Todos lo hacían, y como dicen por ahí, mal de muchos consuelo de todos (o de tontos, que es lo mismo).

Así, el buen Don Eusebio atinó a dejar el pitido que lo liberaba, que lo hacía volar hacia los tesoros que en su mente había mascullado a escondidas (y sin siquiera él saberlo, aparentemente) desde la niñez. El pitido realizaba la vendeta de su vida. ¡Ja, cómo ves eso, creador, rey de reyes! Ahora no puedes hacer nada para callarme. Y como si sus palabras fueran las del oráculo, alejó la mano de la bocina, pero el auto siguió profiriendo su hiriente chillido. ¿Qué había pasado? ¿Dios, su ausencia o el destino se burlaban de él (otra vez)? No lo podremos saber a ciencia ni a metafísica (no desde el punto de vista Aristotélico, aunque bien pudiera ser lo mismo) cierta. Lo único factible era que el claxon se había quedado vociferando la ira de Don Eusebio, aún cuando éste, por lo menos superficialmente, ya no lo quería. Todos los demás autos habían callado el suplicio, pero el de Don Eusebio no. El golpeteo martirizante seguía y seguía y parecía que no se detendría jamás. "Ahora no puedes hacerme callar", repitió inconscientemente Don Eusebio. Finalmente algo que él quería se había dado.

Todos los automovilistas voltearon a ver al pobrecito Don Eusebio, quien no sabía dónde esconderse para que no lo tacharan de escandaloso ni rijoso. Su querella convertida en un claxonazo infinito molestó a todos y en seguida no pudo esquivar las constantes groserías y mentadas de madre que le profirieron. Su mujer parecía estar en todos lados menos en el suyo. Era evidente que el claxon se había pegado, algún cortocircuito inesperado lo estaba llevando a la tumba. "Cállate, Eusebio", le aguijoneaba aún más su mujer. ¡Increíble mujer! ¡A caso no se daba cuenta que no era por su consentimiento que el bocinazo se extendiera hasta la inmensidad de las estrellas? ¡A caso no se enteraba de que sus manos ya no tocaban la bocina? Pero lo había dicho con tanta ira, histeria y seguridad, que por unos instantes Don Eusebio creyó que realmente nunca había dejado de tocar la bocina y que un doppelgänger lo hacía en su lugar, para que él no tuviera el remordimiento de hacer algo socialmente inaceptable, y de todos modos hacerlo.

Nunca pudo averiguarlo, porque entre los protestantes contra su escándalo, estaba el microbusero que minutos antes había recibido el primer espolonazo de la amargura de Don Eusebio. Llegó ante su ventana, mientras Don Eusebio se debatía entre quién tocaba la bocina (su doble o alguna falla mecánica, o una falla mecánica que era su doble). De la manera más alevosa, más cobarde, más villana, a quemarropa, sin dar tiempo a empuñar las pistolas, el microbusero descargó la furia de una tranca que llevaba en la diestra. Una vez, rompió el cristal; otra vez, la cabeza de Don Eusebio quedó prensada entre el volante, el arma homicida, la indiferencia de su esposa y el pitido del claxon que se mantenía; una vez más, Don Eusebio perdió el conocimiento y, muy probablemente la vida. No tuvo suerte, pues su esposa le seguía recriminando que la culpa era suya por no dejar de tocar el cláxon, mientras se miraba las uñas esperando a que la larga fila de autos avanzara. Tuvo suerte (¿o no?) pues mientras sus sentidos se desconectaban de la realidad, tuvo la sensación de que el cláxon se callaba por arte de magia. ¿Era él quien causaba el escándalo, o era Dios, o su ausencia o el destino el que se encargaba de ponerle fin a sus conspicuos y últimos momentos de vida?

domingo, 6 de abril de 2008

Momentos dramáticos IV: Cast Away

Hemos hecho un pequeño trabajo de conceptualización de la acción lacrimógena (como diría Martita) en la narrativa de las historias. Claro, han sido pequeños ejemplos, pero, a mi gusto, bastante elocuentes. Todos, de alguna forma u otra, logran que el que está en presencia del momento infausto, sienta cómo se le suben las lágrimas al cuello apretándolo y se desparraman en una tormentosa lágrima o en una silenciosa cascada. Da igual, terminan por remover los pocos sentimientos que algunos tienen en las entrañas y experimentan el goce de la representación, que sin estar ahí, está. 

Cuál es la línea conectiva que engarza los cuatro ejemplos (el último está en este post, más abajo) y nos hace saber que son representaciones del drama lacrimógeno. En primer lugar, las historias son trabajadas en varios niveles, en ocasiones heterogéneos a lo largo de la narrativa, pero no por ello se limita a la homogeneidad sigilosa. Dentro de los primeros momentos, siempre se debe conseguir que las personas sientan afinidad con los personajes. Una vez logrado esto, se establece lo más importante: la relación entre dos de ellos (o más). ¿Para qué es esto? Simple, para llegar bien a la tercer parte: las acciones dramáticas que vemos en los ejemplos anteriores, basan su fuerza en romper el vínculo emocional que existe entre los personajes. 

¿Amor? ¿Amistad? ¿Cómo definir ese tenue hilo que hace que la vida gire y que cuando se rompe, sentimos con mayor fuerza su presencia con la ausencia (como canción de Arjona)? Es un sentimiento que simplemente actúa como catalizador de la paz y la tranquilidad; del bienestar emocional, psíquico y físico; de que los engranes sigan girando, haciéndonos sentir que todo va, cuando en realidad deberíamos pensar que todo va bien. 

¿Amistad, amor? Son palabras que los hombres inventaron para atrapar ideas y sentimientos que revolotean a nuestro alrededor y, como cuando un niño encierra a un pequeño pajarito para verlo, así lo encerramos en una palabra para entenderla, cuando no hace más falta que dejar que esté libre y que todo transcurra como debe transcurrir. 

¿Amor o amistad? ¿A caso deben ser cosas diferentes? ¿A caso deben compartir lugares limitados? ¿Es una cosa o la otra? ¿Estar enamorado o preferir la amistad es algo que debe preguntarse? Las obras románticas nos han enseñado a distinguir las emociones, lo cual no está mal, pues nos deja verlas por separado; pero no podemos olvidar que, como acontece con cualquier obra artística, no podemos sentir la representación completa fijándonos sólo en un sentimiento. La obra está en el todo, la paz también. 

Los dejo con esta escena tristísima de Cast Away. No hay explosiones, no hay luces fantásticas ni monitos hechos en maya. Sólo dos amigos que son separados por el mar...


viernes, 4 de abril de 2008

Momentos dramáticos III: The Kid

Un momento por demás dramático que nos regala el cine se desenvuelve en la laureada proyección fílmica de Charles Chaplin, "El Chico" o "The Kid". Para mi gusto, entre tantas risas y situaciones asombrosas hay dos momentos que hacen un nudo en la garganta de muchas personas. La primera (que no encontré) es cuando la madre del Chico, quien lo abandonara en sus primeros días de nacido pero siempre arrepentida de su canalla acto, está sentada junto a él y ambos, extrañando a esa pieza que les falta en el mecanismo del corazón, están a un movimiento de brazo para acariciarse en un abrazo de amor materno. Pero no puede ser, porque el destino, aunque los pone frente a frente, no les hace ver quiénes son. 

El segundo es cuando Chaplin, tras llevar a un doctor para que cure al pobrecito Jackie Coogan, es despojado del muchachito. Es una escena muy fuerte y muy bien actuada tanto por Chaplin (como era de esperarse) pero sobre todo por el joven mozo Coogan. Los dejo con un extracto de la película en donde podremos ver precisamente la escena que les menciono unos renglones más arriba, la del despojo por el médico. 

Saludos, y si a ustedes se les ocurren más momentos dramáticos de las películas, pues ¡¡¡digánmelas!!!  

miércoles, 2 de abril de 2008

Momentos dramáticos II: Dumbo

Cuando era pequeño vi Dumbo. La escena más dramática que he visto (sin contar la de El Rey León) se desarrolla en esta bonita historia. El amor de una madre, quizás el más tierno de todos, se maximiza por la separación. Tan lejos y tan cerca, y a pesar de todo más cerca que lejos. Desgarradores momentos pasan por la vida de Dumbo y su madre, como cualquier persona que es separada a la fuerza y con la amargura de la injusticia. Pero su amor siempre prevalece. Ojalá y todas las madres fueran como la de Dumbo...