sábado, 12 de abril de 2008

Los que faltan



Señores y señoras, este será un post pequeño. Sé que a la mayoría de los cibernautas les encanta ver post pequeños, pero no lo hago por ellos, simplemente lo hago porque el tema lo amerita. En estos años de mi escasa vida (claro, siempre existen las comparaciones y comparado con qué es lo que nos dará como resultado si es no escasa, pero yo la comparo con el mundo, así que no sólo es escasa, es ínfima, incluso aunque llegue a los 101 años como mi abuelo Pablo) han pasado frente a mis ojos varias personalidades a las cuales he querido conocer. 

¿Qué tienen en común? Es fácil saberlo si hemos sabido de ellos. Pero en fin, el motivo de mi post no es otro sino dar a conocer algo que quiero hacer algún día y no quiero que se me pase la oportunidad. Entre los personajes que más he admirado en mi corta estancia en la vida, me he dado cuenta que todos coinciden (la primer coincidencia entre ellos) con que ya están chochitos. Es decir, se pueden petatear antes de que yo tenga a bien verlos. Ya se me fueron dos: Ofelia Guilmain, actriz encantadora y con una personalidad sobresaliente, Luciano Pavarotti, tenor deleitable, sobre todo en su interpretación de Nessun Dorma en donde un gesto casi imperceptible de la voz es el que hace posible una catarsis en cascada, desparramando sentimientos por todos lados. 




Ambos tenían en común su amor por la representación, por su entrega y por el grado amplísimo de personalidad que mostraban con el simple hecho de dejar que el sol acariciara sus faces. Ya sé que se oye bastante lamebotas, pero ni modo, es lo que pienso por lo pronto y así quedará constatado en esta página electrónica (a menos que llegue un apagón que borre lo escrito antes de salvarlo.... lo cuál no pasó, ¡gracias!)

Lo importante no es ver que se han ido. Lo importante es que tengo que hacer lo imposible para que los otros dos que me faltan no se me vayan. Hablo del excelentísimo actor Antony Hopkins y del emérito Umberto Eco. Como verán, los cuatro comparten las mismas características: rodada añeja, seres sumamente cultos, entregados y sobre todo, completamente plenos en lo que escogieron hacer. 




Así que, espero poder algún día intercambiar un par de chacarrillos con Eco y estrechar la mano de Hopkins, o viceversa o las dos cosas con los dos. En fin, no hablo de otros que se me pasaron, pues hubiera sido imposible intentar conocerlos. Pero de todos modos dejo grabados aquí sus nombres: Jorge Luis Borges y Luis Buñuel, ah y no pueden faltar ni Poe ni Maupassant. En fin, a ellos ni con ouija los podría conocer. 

Es interesante conocer a quienes admiramos, sobre todo porque eso dice qué es lo que aspiramos ser y si tenemos las agallas no sólo de imitarlos, sino de trascenderlos. Por eso pregunto: ¿y ustedes a quién admiran?


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