lunes, 21 de abril de 2008

El punto

El debate energético se ha convertido en un rijoso escándalo que ha sido bien aprovechado por el sector político para afianzar sus posiciones. Es como una batalla, una guerra, en donde los generales de cada bando se pertrechan en diferente sitios para atacar al contrario y ganar la guerra que les convertirá en héroes y en los mandones. Andrés tiene muy bien estudiada su estrategia con respecto al petróleo, tiene una larga historia y un colmillo largo y retorcido. Los blandengues del PAN simplemente son cobardes inexpertos que no saben enfrentar una batalla política, pues carecen de argumentos, de astucia y de cojones. Los del PRI tratan de subsistir a una guerra que en ocasiones les ha pintado el final del túnel pero que siempre los vuelve a revolcar en una ola de disparates promovidos por sus adversarios políticos. 

¿Resumen? Todos provienen de una estirpe que no le interesa otra cosa que su propio pellejo. Olvidan a amigos, a enemigos, a compañeros, a la gente que "votó" por ellos, olvidan a su partido (que viene siendo su ideología) y a su propia madre con tal de ser ellos los ganones. Los políticos (quizás en todo el mundo no sea así, pero en México así es) no quieren reformas para mejorar la vida de los demás, los políticos no defienden las ideologías por creer en ellas, los políticos no respetan sus convicciones si les afectan personalmente. Los políticos son capaces de dar el espaldarazo al más débil con tal de seguir chupando del dinero de todos y poder seguir haciendo negocios que afecten a los demás, pero que a ellos, en corto plazo (por que tampoco les importa su familia ni sus hijos ni nada, a menos que una dinastía los coloque como chupasangre vitalicios del erario) les de fructíferos beneficios. 

Así son todos los políticos, sean de algún partido político o sean líderes sindicales o de un movimiento social o lo que sea. Los del partido ya están en el erario, los de los movimientos sociales quieren estar en el erario (debe haber raras excepciones, y por ende sería interesante conocer a un político que se salga de las características que estoy sugiriendo). Pero todos los políticos son iguales, así que yo no sé porque los analistas se gastan litros de saliva y tinta en defender a unos o destrozar a otros, si lo que se debería hacer es comenzar un verdadero debate sobre las cuestiones que a todos nos incumben, pobres, ricos, intelectuales, profesionistas, empleados, jefes, maestros, niños, perros, hámsters, gatos e incluso hasta a los políticos. 

El punto en esta reforma energética se olvida y queda obnubilado por disparates de todos los bandos (y esto ocurre con todas las reformas que necesita el mundo, incluso una reforma política), el punto es, señores, que en 10 años o un poquito más o un poquito menos, nos vamos a quedar SIN ENERGÍA. ¡Ese es el punto! El gobierno federal se va por sacar más petróleo (lo cual es obvio, porque, tal y como son los empresarios mexicanos que van a lo seguro). Yo estoy en contra, pues esa es una solución a corto plazo. DEBERÍAMOS IR POR LAS ENERGÍAS ALTERNAS Y MANDAR A UN CARAJO EL COCHINO PETRÓLEO QUE NO HACE MÁS QUE CONTAMINAR AL MUNDO Y MATAR A LA GENTE. 

El punto no es ver si el petróleo es nuestro o no. El punto es decidir cómo vamos a crear energía que pueda sustituir a los hidrocarburos. Se ve que a los políticos no les interesa EL PUNTO. Ellos se van a lo seguro (como muchos empresarios miopes) y los de Andrés lo quieren para ellos (ellos dicen que es para la gente, pero la verdad es que lo quieren para ellos y en una de esas hasta para compartirlo con Chávez y formar un "Eje del Bien" contra las fuerzas horribles del Mal) y los de Creel y Beltrones lo quieren para ellos. Pero NINGUNO QUIERE A MÉXICO, ninguno quiere a su gente, a su ecosistema. Ninguno plantea algo sesudo. Por eso yo digo que a los políticos les hace falta ver que si fijan su PUNTO en hacer el bien a la sociedad que dicen representar, terminaran irremediablemente haciéndose un bien a ellos mismos. LO MALO NO ES SER EGOÍSTA, LO MALO ES SER PENDEJO (perdón por la palabra, pero así es, ni modos). 



No le fue tan mal al líder de la APPO en la cárcel. Por lo menos bajó de peso (poquito) y (casi) deja de ser candidato para un infarto prematuro o una diabetes devastadora como ocurrió con el buen Miguel Galván. Si lo malo no es que se mueran, lo malo es que se mueren los equivocados. 

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