sábado, 29 de diciembre de 2007

Recordando..

Y como es tiempo en que muchas personas se ponen a recordar y pensar y decir y hacer lo que no han hecho o han hecho o harían durante el año que se va poco a poco, hoy me puse a recordar a muchos profesores que han pasado por los años en los cuales estuve en la academia. Son pocos, tengo que reconocerlos, aquellos a quienes puedo dedicarles más de un minuto de memoria, y seguramente sumarán más de medio centenar a aquellos que apenas brillan momentáneamente en mis pensamientos y de forma difusa.

Los que más respeto y más admiro son realmente pocos, se resumen en algunos nombres y una visión que ha marcado mi forma de caminar en este mundo. La primera que se viene a la punta de los dedos es Miss Maru (ya sabemos que a todas les encantaba ser llamadas misses, quizás sería alguna forma de compensar unas cosas por otras), siempre enérgica, siempre dura, pero con un carácter muy amable. Determinada y determinante, pero con una sonrisa presta a cambiarte los ojos una vez que te había hecho sentir que eras un poquito menos que caca. Me enseñó a que todas las cosas del mundo se pueden desmenuzar y volver a tejer de tal forma que con ellas puedes jugar y todo eso es posible gracias al hermoso artefacto llamado pluma y papel, o en su tecnológico defecto (por llamarle de alguna forma) con una computadora y un espacio en el cual escribir.

Otra que recuerdo con especial énfasis es la famosísima Miss Elisa, también llamada en los bajos mundos como Miss Chelisa. Era una señora de Durango que amaba la historia y la geografía, y me pegó la manía de estar viendo los mapas y abrió las puertas a que me enterara de las cosas que han ocurrido a lo largo de la historia. Le gustaba dar puntos y más puntos a todos los que se portaban bien, y los que se portaban mal tenían que sufrir con sus malos chistes.

Más adelante llegaron otros profesores, entre ellos Capetillo, siempre burlón y con sus plumones color verde, rojo y uva, haciéndonos conocer a las derivadas y sabiendo que más de la mitad del salón olvidaría qué diablos enseñaba, o lo que no era peor ni mejor, pero que de todos modos ocurriría, olvidarían su cara estricta y seria, pero jamás olvidarían esa risa burlona, y seguramente eso es lo que le daría más gusto. Ahí también estaba Javier Noh, siempre socialista; siempre de izquierda; siempre dibujando a la perfección los mapas con los cuales enseñaría historia, las gráficas con las que representaría los manglares o los desiertos; siempre tirándole al gobierno y comprando taxis... Era profesor de izquierda, pero no tonto.

También recuerdo a Cubas, quien me enseñó que profundizar en la historia es conocer sus chismes más caprichosos, "porque de los chismes está hecho el mundo". Recuerdo al buen Dr. Ortiz, que de hecho vi hace unas semanas, por lo que no es difícil olvidarlo. Por ahí está el Fürer, PPLu, y... pues, este, muchos otros... En fin, a todos ellos un abrazo y ojalá sigan divirtiéndose con todos los niños a los cuales tendrán que enfrentar durante la eternidad, pues su profesión es lo más parecido al martirio de Prometeo, quien sufrió por querer dar la luz (y el fuego, y todo lo que con ello se hace) al mundo...

No hay comentarios: