jueves, 27 de diciembre de 2007

FáVula 10: Rinitis Crónica

Decía un pajarito, qué ironía: es el colmo del citadino, ser alérgico a la ciudad. Efectivamente, hace un años me dijeron los doctores: "Muchacho, tu mucosa nasal está devastada, de hecho no sabíamos si eras cocainómano o sólo habían inhalado napalm". "Ninguna de las dos cosas, doctores, sólo he vivido por 24 años al pie del Viaducto". "¡Válgame el señor sacrosanto de los dobles pisos! ¿Y cómo le has hecho para seguir vivo hasta ahorita?". "Me parece que lo podemos calificar como un milagro, podríamos llamarlo como el milagro defeño". "Caramba, pues realmente estás vivo por pura suerte". "No es tan malo, doctor, de hecho nunca te aburres al pie del Viaducto, hace unos días ví pasar en primera fila la marcha fúnebre del cantante de Kpaz de la sierra, dos días hace que sucedió el choque número 360 de este año y por lo general la publicidad de corsetería es cambiada a menudo". "Realmente son grandes las ventajas, pero no nos desviemos del punto, tenemos que examinar esa mucosa... es verdaderamente diferente a todo lo que hemos visto antes".

Tuve que someterme a algunos estudios que realmente me hicieron estremecerme, los de la nariz sólo me hicieron cosquillas. Después de angustiosos días de esperar mis resultados recluido en la torre de departamentos que flanquean el paso de miles de automovilistas, el doctor llamó y me citó. "Muchacho, me parece que tu mucosa no es normal. Ha mutado y se ha convertido en algo que no podemos describir... bueno, sí podemos describir. Verás, para nadie es una sorpresa saber que todos los habitantes del D.F. han logrado desarrollar cambios en su genética para poder soportar los altos índices de plomo y otros gases ultra tóxicos en el aire, poder vivir con sólo el 4% del total del oxígeno que debería ser, sobrellevar indices de estrés mayores a los de cualquier chino o japonés, aguantar la continua fricción con el prójimo en todos los sentidos que van desde la fruición inconfesable de los roces en el metro hasta las mentadas de madre que, por puro protocolo, se deben sojarrar un par de automovilistas o peatones (o sus híbridos derivados) sin importar de quién sea la culpa (ya sabes, la culpa nunca será mía), y resistir una dieta que hubiera matado a cualquier ser humano normal. Eso no es la sorpresa, de hecho debes saber también que fuimos encerrados en esta gran ciudad como parte de un experimento para crear humanos resistentes a las condiciones más extremosas, pues la NASA y la ESA quieren mandar humanos a Marte. En fin, nos volvemos a alejar del punto. Lo extraño en ti no es tener una mucosa anormal, lo extraño es que la mucosa tiene vida propia... Es más, nos dijo que se llamaba Fanny...".

"En ese momento supe que estaba perdiendo mi tiempo con ese doctorcito. Salí de su consultorio sin querer escuchar nada más".

"Hiciste bien, una cosa es que te digan que los del D. F. hemos mutado, eso se pasa; todavía puedes aguantar la mentira de querer mandarnos a Marte, pero que la mucosa de tu nariz se llame Fanny, eso ya es una locura que raya en la estupidez... Sabes bien que me llamo Grisel".

1 comentario:

Edgar Rodriguez dijo...

que hay leahs, a ver si podemos vernos la próxima semana, por ahi del jueves (yo tendre cuatro días de vacaciones) `para hablar de negocios y como debe de ser, en una cantina... jejeje.. no es cierto, el lugar es lo de menos, pero me intereza que platiquemos...
tu texto me gusto, pero se me ocurre una variante para sorprender mas y darle otro giro.. que tu personaje se indigne y diga que es una locura, pero no por que le digan tener una mucosa viva, sino por lo del nombre "Fany" cuando el siempre ha sabido que se llama "Grisel" o algo así, en fin, sólo una idea
saludos