jueves, 20 de diciembre de 2007

"Dígame licenciado... Licenciado..."

Finalmente cumplí con lo que me había propuesto desde hace poco más de 20 años: acabar los menesteres de educación. Ahora sí, podríamos decir, soy libre de seguir con una carrera académica que culmine en el doctorado honoris causa o bien puedo dedicarme al desarrollo meramente profesional o bien, puedo quedarme en mi casa esperando que la suerte me sonría y me den el premio máximo del "Melate", pero sólo una cosa es segura, el camino que tome de hoy en adelante, no tiene porque ser uno solo y tiene que ser logrado de la mejor manera posible.

Ayer Gabilonda me pedía que dijera unas palabras como "licenciado". Realmente no sé cuáles son las palabras que debe tener un licenciado, y creo que se debe a mi falta de experiencia como eso (digo, a penas llevo un día siéndolo), pero el párrafo anterior resume de alguna forma lo que pienso: ser licenciado no es más que un papel... pero es de esos papeles que se siente chido tener. Sobre todo si pensamos que han sido años de esfuerzo y tolerancia y paciencia y constancia y muchos otros ingredientes que se mezclan para construir un pequeño puente que nos va llevando sobre el mar de la vida... y la licenciatura no es el cúlmen de dicho puente, pero sí es una parte que sobresale.

Ahora bien, pienso que debe sobresalir gracias a los siguientes pedazos que formen el puente del que hablé anteriormente. Debe sobresalir con los nuevos esfuerzos completamente personales que te propongas y de los cuales debes salir victorioso. La sociedad en la que vivimos te pide que te titules con una licenciatura. Eso es lo que todos están esperando ver. Y hasta ahorita ya cumplí. Pero lo quiero decir es que lo que sigue es completamente dependiente de uno mismo. Ya no hay que cumplir con los estándares de una sociedad. Ahora viene lo bueno. Los requisitos para llegar como un ente "exitoso" fueron alcanzados, ahora sí me toca construir un barco propio (o muchos barcos o una lanchita o un avión o un caballo o lo que sea) y buscar nuevos horizontes.

Habrá personas que decidan irse por la ruta segura. Habrá personas que busquen un nicho en alguna empresa y ahí se formarán unas raíces que los alimentarán por algunos años hasta que la sombra de la jubilación los cubra por completo. Por mí que se caigan todas las empresas y emporios, de todas formas no pensaba unirme a ellos en la forma en que lo harían los empleados. Yo quiero ver qué hay más allá... tengo, por alguna extraña razón, una curiosidad que romanticamente asocio con la de los aventureros de los siglos XIV y XV. Tengo ganas de romper líneas. Tengo ganas de formar caminos. Tengo ganas de tallar en la piedra de la vida.

Tengo tantas ganas... y ahora que ya cumplí con la meta más larga de lo que llevo de vida, me parece que tengo una especie de combustión interna que me permitirá llegar a donde quiera... a menos que cometa alguna tarugada y esa energía termine por explotar dentro de mí y explote como un cacharro viejo... y aún así me sentiré reconfortado, porque habrá sido una decisión propia. Llegué a la línea que divide a los Hombres de los hombres y ya dirá el destino qué clase de criatura fui: ¿un Hombre o un hombre?

De todas formas y por mientras, sólo hay una cosa segura: hoy ante la sociedad ya soy alguien... ¡Soy un licenciado, así que respeto por favor!

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