viernes, 28 de diciembre de 2007

La muerte que inmortaliza


La pregunta con la que quiero iniciar este post es la siguiente: ¿Ustedes creen que en algún momento el cantante de Kpaz de la sierra pueda colarse entre los pocos ídolos a quienes la muerte (y la pericia de sus managers) les ha quitado la vida pero les ha regalado la inmortalidad? Estoy seguro de que entienden perfectamente bien el punto, pero de todos modos y siguiendo mi vena chorera, profundizaré un poco más.

El fenómeno de la inmortalización de un cantante, actor, músico o cualquier cosa que tenga que ver con la celebridad del mundo de los ídolos, yace principalmente en una constante, que como toda regla, puede tener excepciones. Esta constante se desarrolla cuando el ídolo en cuestión, ha logrado tener una efervescencia de fama. Es decir, ha logrado hacer que en un cierto periodo de tiempo, que por lo general no es menor a un año ni mayor a los tres, mucha gente fije sus ojos en las acciones que lleve a cabo.

Este es el primer paso, que todos te vean. El segundo es ser bueno, y que a la gente le guste. Hasta aquí, muchos ídolos han llegado con relativa facilidad, pues se convierten en lo que muchos expertos se regocijan en llamar moda. Tenemos, por ejemplo a una Shakira, a un Robbie Williams, o a los otrora famosos grupo Intocable. ¿Pero qué necesitan para no morir como cualquier moda muere y traspasar el tiempo y el espacio? Esto es el meollo del asunto, y por lo que la experiencia nos refiere, parece que hay varios caminos.

Sin embargo, el más utilizado es la muerte (dudo que se de forma completamente consciente y a propósito). ¿Qué sería de la cantante Selena si Yapor no hubiera acabado con su vida? ¿O del buen Pedrito Infante? ¿No es verdad que su imagen no sería igual, de no haber muerto de una forma trágica? Ahora bien, si nos ponemos un poco más exigentes, pensemos en Lennon. Si comparamos a John con Paul McCartney veremos algo semejante. El segundo es famoso, es muy respetado y querido por muchos. Pero el halo místico lo tiene John Lennon, quien lo fabricó en vida y le dio el toque con su trágica muerte. Tenemos un último ejemplo, Keith Richards. Este cantante se hizo mítico no por morir, sino por regresar de la muerte (entre otras muchas cosas).

Así que podemos ver que el halo místico, ese poder sobrenatural de trascender la muerte, puede ser fácilmente adquirido si mueres (paradójica e irónicamente) de una forma espectacular, tal y como se debería hacer si eres miembro del mundo del espectáculo... ¿o ustedes qué opinan?

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