lunes, 7 de julio de 2008

Que me los chuto

Hacía siglos que no lo hacía, más que nada por cuidar la economía, aunque algunas personas adviertan que era por cuidar que no me pasara de los kilos de más que ya traigo. Pero ayer me valió madres y sácatelas, que me chuto unos 9 tacos de suadero, no más porque la gastritis me lo impide. ¡Qué buenos tacos! Hacía mucho que no me atascaba con tantos tacos, y eso que fueron pocos, comparados con los que alguna vez, en mi cada año más lejana juventud de mozalbete, me terminé tragando.

Todo sucedió cuando, después de habernos dado nuestros respectivos regalos por haber culminado nuestros esfuerzos y nuestros estudios, a la Cosqui y a mí se nos antojaron unos cuantos taquitos. No tardamos mucho para elegir el puesto que iríamos a saquear (eso pensaba hacer, hasta que, en el noveno taco, mis tripas me dijeron "no te pases"), lo cual es cosa harto extraña, pues por lo general, la decisión es el paso más largo al que nos enfrentamos a menudo.

Por lo menos a mí me pasa, pues cuando estoy en una tiendita, o como lo llamaban los antiguos, en un estanquillo, tardo más en elegir de entre el inventario de papas, el de panes dulces, el de refrescos, el de panes sin chiste (digamos, los llamados panes de caja que se venden en bolsa, pero que, efectivamente, parecen ser una cajas), y regresando a las papitas de la marca de la competencia que, por debajo del agua, son de la misma marca pero pretenden ser diferentes para darnos a nosotros, los consumidores finales, la ilusión de que hay una compañía de papas (mexicana por supuesto) que se enfrenta a la tiranía de las trasnacionales (véase el mal del jornalero). Pero en fin, ritornando a lo que les decía, esta es la fase en la que más me tardo, aunque, y no es por presumir, las decisiones que tomo suelen ser acertadas, por lo menos para el momento.

En el caso de los tacos no fue tan difícil, habíamos pasado ene cantidad de veces por el camino que lleva al Periférico y siempre habíamos visto al pequeño puestecito, arrejuntado a un Superama, símbolo del capitalismo más ávido después de la CocaCola (digamos que la CocaCola es como Mayinbú, mientras que Waltmart, patrón de Superama, es Freezer), último eslabón defensor del taco y de su prole, lleno, desbordado, apelotonado de gente. Harta gente entrándole singularmente a los tacos.

Por supuesto que, dadas las referencias visuales, y en ocasiones olfativas, nos pusimos a pensar que realmente era un lugar bueno para comer tacos. Expuesto lo anterior, podemos entender porqué fue sensatamente fácil elegir el lugar, pues el momento de elección se había dado los días anteriores, lo que nos refiere que, contrario a lo que habíamos pensado, de que no hubo momento de elección, éste sí estuvo presente y fue mucho mayor a cualquier que hubiéramos tenido hasta ese momento. En fin, llegamos con el buen "tío". No me extenderé más. El servicio fue muy bueno, la salsa es el secreto de la casa, y el precio, si consideramos la zona y el sabor, es barato (sólo 7 pinchurrientos pesos). Conclusión, ayer estuve en el condumio de la vida. Ojalá se repita nuevamente.

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