miércoles, 14 de noviembre de 2007

Pilon: La llanta

Acabé de escribir el último post del día, me dirigí al lugar donde usualmente ingiero mis sagrados alimentos y más adelante comencé a arreglar mi enmarañada persona para salir y ver a Cosqui. En eso estaba cuando mi mamá me aviso de una forma muy amable que la llanta del coche se había ponchado y que sería una buena idea ir a arreglarla. Efectivamente, eso sería una muy buena idea. De modo que cambié mi atuendo para estar un poco más cómo y poder ensuciarme con gusto. Llegué frente a la llanta que yacía apachurrada bajo el inconmesurable peso muerto de "Minu".

"Esto es pan comido" me dije, claro que nunca pensé en que el pan también puede caer pesado, causar indigestión, una turbulencia y más adelante vómito insostenible con tendencia a exprimir tanto al cuerpo que éste quede tendido sin sentido y sin vida. Pero eso no lo pensé, como bien lo he dicho más arriba. Saqué la pequeña mochila en la que guardo las herramientas necesarias para hacer un cambio sencillo de llantas. Una vez con los artilugios afuera, puse manos a la obra. Confiaba en que ya había logrado sacar una llanta alguna lejana vez. Pero ésta sería diferente.

Nunca pensé que un momento así me recordara tres apotegmas básicos que ningún mortal debe olvidar jamás: "Suerte de principiante", "el diablo se esconde en los detalles" y "a fuerzas ni los zapatos entran". Intenté dar vuelta a las tuercas en contra de las manecillas del reloj, y por más que pisé y pateé y pisé y pateé la maldita llave (que para mi mala suerte no era de cruz, sino sólo una simple llave pitera, ¡Dios! ¿Por qué las agencias no incluyen llaves de cruz en los kits de herramienta?) la tuerca no aflojó (nunca me había pasado esto).

De modo que recordé alguna vez en que quise ayudar a Cosqui a cambiar su neumático, y estuve haciendo el mismo movimiento hasta que casi barro la tuerca. La luz se hizo en mi cabeza y decidí girar la tuerca hacia el otro lado, hacia las manecillas del reloj. Pero fueron vanos mis esfuerzos. Mi madre llegó sólo para ver a su hijo sudar como camionero en el tráfico de las tres de la tarde sobre Constituyentes. "¿Y si lo estás haciendo del lado incorrecto?", un nuevo apotegma era el que estaba a punto de romper "siempre hazle caso a tu madre". La tuerca no salía y yo me cansaba, y mientras más brincaba en la llave más lejos se veía la proeza y crecía la fantasía. Y de pronto "prack" la tuerca se rompió y el birlo quedó incrustado en el tambor. Así que fue momento de llamar al Ángel.

Así fue como hizo su aparición el portero del edificio: Ángel. Él tampoco pudo hacer mucho, aunque me di cuenta que empezó a girar la tuerca hacia el lado contrario del que yo había girado. Logró sacar otra tuerca, pero también la trozó. Y así, de poco en poco la llanta salió pero los birlos seguían dentro. Tuvimos que ir por un mecánico, el cuál, previa la compra de birlos y tuercas nuevas, dejó las cosas en buen estado. Ahora sé que no sé cambiar una llanta, y lo que pasó la primera vez que lo hice fue suerte de principiantes. Ahora sé que debí haber preguntado hacia dónde se giran las tuercas (pues sólo terminé por apretarlas más y posteriormente provocar su ruptura inminente) y no pensar que los detalles no cuestan. Ahora sé que por más difícil que pueda ser una situación, la fuerza no lo resolverá. En fin, creo que también comprobé un quinto apotegma: "Siempre se aprende algo nuevo, y si no es tan nuevo, de todas formas se aprende".

4 comentarios:

Melanie Forey dijo...

¿Sabes por qué te pasó eso?... ja, ja ja ja ja. Perdón, no pude evitarlo. Esta historia me recuerda mucho un reportaje que hicimos para la clase de Nacho Nuñez. En fin, trataba sobre cómo las mujeres NO saben cambiar una llanta, jajajajaja. Debiste ver la participación de Liz en el reportaje: "Primero chaca chaca chaca, y la sacas así, y luego chacha chaca chaca, la cambias y ya está". Buenísimo, esa es Liz. Pero nada se compara al comentario final de Leo (el que salió a cuadro en ese reportaje): "Para ser una buena llanta se necesita ser gorda y fea, ¡para una mujer no! Por eso, mujeres y llantas no son compatibles". jajajajajaja... Sólo quería reirme un poco. Te quiero pelotudito. Saludos a la familia.
MEL

Melanie Forey dijo...

¡Chin! Lo pelotudos es de amigos... la frase de Leo era: "Para ser una buena llanta se necesita ser gorda y NEGRA..." Perdón :( Igual está chistosito el asuntillo...

Edgar Rodriguez dijo...

Que hay leash? tú y yo tenemos que hablar, soy un hombre que le gusta fantasear en mi corta existencia hay tantos proyectos imaginados y no realizados que eso no me asusta... pero sigo creyendo que tú y yo podemos hacer algo que si bien no nos vuelva ricos almenos sorprenda a más de uno... está P3 y también me hiciste recordar lo de las fáVulas (el cuento para Ámbar no tenía dicha intención), tenemos que sacar esos proyectos, como diría Gargamel (el de los pitufos): "asi sea lo último que haga, lo último que haga"
PD: márcame cuando tegas un tiempo

EM dijo...

Ke te puedo decir?
¿que echando a perder se aprende? o ke ¿morenita color de llanta ya llego tu rin cromado?
jiji