jueves, 29 de noviembre de 2007

¿Que diablos es?

Hace poco, el excelso Dr. Morán me hizo una pregunta a la cual contesté atropelladamente y, sinceramente, la contesté terriblemente mal. Me cuestionó, a propósito de mi tesis, ¿qué es el cine? ¡Chaz! Sé que no es una pregunta del otro mundo y de hecho es muy sencilla y simple su respuesta, pero yo me solté con otro choro, uno referente a la representación. En fin, me quedé pensando en que, si voy a defender mi tesis el día 19 de diciembre, pues lo mínimo que tengo que saber es ¿qué es el cine? Sobre todo tomando en cuenta que el tema de mi tesis versa precisamente en la utilización de las herramientas de las que dispone el lenguaje cinematográfico.

El cine, simple y llanamente, es narrar a través de imágenes concatenadas en un hilo conductor que se llama tiempo. No se necesita nada más que una historia y movimiento para que el discurso que se nos presente sea considerado cine. ¿Debemos usar cámaras de 35 mm? ¿Se debe contar con un fotógrafo? ¿Es necesario un set para filmar? ¿Sin tripies ni rieles ni cables ni luces extra ni nada de eso es imposible hacer cine? Yo contestaría que nada de lo anterior es NECESARIO. El cine es cine porque nos cuenta algo a través del movimiento.

El cine cuenta algo porque debe tener la intención de enviar información a otros seres (o incluso al propio realizador), ya sea al estilo periodístico (o reconstruyendo) o mostrando una clara visión del emisor (representación) o bien, por la simple finalidad del entretenimiento. Es necesario que haya movimiento, o un pase de imagen a otra imagen pues de lo contrario estaríamos hablando de fotografías, que es otro medio de comunicación completamente rico y efectivo. Por lo tanto, concluyo que para existir el cine sólo son necesarias dos cosas: historia y cinemática.

Ahora bien, como dice el viejo apotema "en gustos se rompen géneros", por lo tanto, podemos hablar de buen cine y mal cine. Este ejericicio valorativo esta contextualizado por la visión de cada persona, por lo tanto sería improbable que alguien pudiera definir con exactitud lo que es buen cine y lo que es mal cine. Lo que sí se puede decir es que el mal cine es el que no nos gusta y el buen cine el que sí. Yo sé que se escucha estúpido por la redundancia, pero a veces es necesario escuchar este tipo de cosas para partir de algún lado e ir a algún otro.

Dadas las anteriores definiciones y puntos de partida, puedo afirmar que, para mí, un buen cine, es aquel que, en primer lugar, nos cuenta algo con todas las características necesarias en una obra narrativa (ritmo, acción, variaciones, argumento) y que lo haga de una forma peculiar. --No hablo del movimiento porque es obvio que debe haber movimiento--. ¿A qué me refiero con la peculiaridad? Cada película es la visión de alguien, ya sea de un director que quiere contarnos "esa" historia que ha guardado por décadas bajo la lamparita del buró, o bien el productor de un carísimo estudio de los Ángeles. Al final y al cabo, los dos son personas y nos mostrarán visiones propias y peculiares o particulares.

El único momento en que una obra de alguna casa productora me deja de gustar y me empieza a parecer mal cine, es cuando utilizan de más alguna fórmula técnica o narrativa para arrancarnos una sonrisa o ponernos los cabellos de punta. Hablo, por ejemplo, de muchas producciones mexicanas (no hablaré de las producciones gringas que ni sirven para dominguear) que basan su éxito en tres cosas fundamentalmente: debe contener un cúmulo elevado de groserías para arrancar la sonrisa de la gente, debe haber alguna escena sexual (las dos anteriores son porque están a favor de la libertad de expresión ¿por qué callarnos? ¿por qué ocultar? Es verdad, pero hay que saber cuándo) y por último siempre debe haber algún actor "reconocido" aunque el tipo no sepa actuar (véase Martha Higareda y muchos más).

En fin, el buen cine, para un servidor, se distinguirá porque tiene un pedacito del alma de alguien, traducido en creatividad y sorpresa, en un manejo (aunque sea usual) atinado de los recursos para mover las fibras necesarias, ya sean las del corazón o del cerebro, o aunque sea las que te permiten matar horas y horas de ocio sano y constructivo, porque no puedo negarlo también me gusta Bob Esponja.

No hay comentarios: