viernes, 4 de enero de 2008

Rarezas del lenguaje 3: Que no se te pare...

Don Eliseo había pasado un muy mal día*, y cuando las cosas van mal, siempre podrán ir peor. Transitaba por una avenida llena de coches. Decidió utilizar el carril de en medio para evitar trifulcas, pero de todos modos, un microbús lo rebaso arteramente por la izquierda. La olla explotó y don Eliseo le gritó al muy desgraciado: "¡Ojalá que no se te pare NUNCA desgraciado!". El chófer del camión detuvo su unidad. Don Eliseo tragó saliva. "¿Qué me dijiste cabrón?"... "Ojalá que no se te pare NUNCA el camión, el camión".

*EL MAL DÍA DE DON ELISEO

Don Eliseo había llevando a su mujer de una tienda a otra. En unas se probaba todo y no compraba nada y en otras, lo compraba todo sin probarse nada. Era desesperante. Cuando fueron a comer, de los diez platillos que pidió don Eliseo, todos se habían terminado y tuvo que conformarse con una hamburguesa. Saliendo de mal comer, no pudo adquirir la chamarra azul que había visto en un aparador. Se subieron al automóvil. Se enfiló a la salida del estacionamiento, le pitaron un par de veces y le arrebataron los centímetros que había conseguido con base en mucha paciencia. Justo en el momento de querer salir, la máquina le hizo saber que había olvidado pagar la cuota en los cajeros de prepago. Regresó y enfrentó una fila un poco más grande que aquella situada en las puertas del purgatorio. Después de poner al límite su tolerancia, llegó a la máquina cobradora. Sacó el billete con el que cubriría el importe y fue rechazado unas quinientas veces obligando a don Eliseo a aceptar que tendría que buscar cambio. Urgó los bolsillos y no tenía más que diez pesos. Terminó por recolectar el total a pagar con la caridad de la gente, y después de juntar puras moneditas de un peso finalmente pudo cubrir las cuatro horas que se había fletado en su terrible día en el centro comercial. Así las cosas, don Eliseo tenía la extraña sensación de querer explotar.

1 comentario:

patzarella dijo...

pobre "don Eliseo", pero que risa me dio que se le olvidara pagar el boleto del estacionamiento !!! Lo siento, me burlé de él..., ¡q simpático!