martes, 15 de mayo de 2007

Frutillas

¿HAY a caso en este mundo alguna persona que no disfrute tronar las bolitas de aire que tienen los plásticos destinados a empacar y proteger los objetos? Muy pocas personas aceptarán que es casi imposible no sentir un impulso autómata hacia las dichosas bolitas de aire y comenzar a apretarlas como imbéciles -bueno, cada quien las aprieta como quiere- para sentir cómo truenan.

El otro día que fui con mi hermano a imprimir unos tabloides a FedEx Kinkos -es la competencia de HiperLumen, pero por cierto, muy lento el servicio, eso sí, muy amables los gorditos que nos atendieron, pero muy lentos, desesperadamente lentos, mal hechos, a veces terriblemente odiosos, pero muy amables, hay que reconocer lo que hay que reconocer- porque en estas épocas de entregas, el Hiperlumen está UP to the MOTHER, o sea, que las filas son más largas que para ver el estreno de STAR WARS o del HOMBRE ARAÑA -¿Ah sí? pues que se corte las uñas, o que no sea tan bestial, chicas, si su hombre araña, no se dejen, muérdanlo donde más le duele: en la cartera- o para ir a la Villa un doce de diciembre.

Por cierto, ¿se han dado cuenta de que México debería de hacer una nueva religión que se basara única y exclusivamente en la virgen de Guadalupe? Todos los pseudocatólicos mexicanos no van a misa, no comulgan, se portan mal, roban, pachanguean sin recato, no aman a su prójimo -o lo aman demasiado- no ponen la otra mejilla -aunque ponen otra cosa, aunque sea ponen unos cuantos pesos pa que cheleen a gusto, por cierto, ¿chelear está en el diccionario de modismos mexicanos?, perdón era una duda existencial- en fin, no hacen nada de lo que dice la iglesia que deben hacer. Reconózcanlo, incluso muchos prelados o ministros de la iglesia no lo hacen, ni miembros de las órdenes religiosos. Digo, debe haber muchos que sí lo hagan, pero también hay muchos que no lo hacen. En fin, el punto es que eso sí, cuando se trata de la "virgencita", no hay ni cómo ponerle un pero. Quizás si tomaramos la figura femenina como la guía de nuestros espíritus otra cosa sería. A lo mejor no.

Pero como les decía, fuimos al FedEx Kinkos, y ahí, en uno de los estantes, había un montón de paquetes que contenían rollos -¡rollos enteros! ¡rollos!- de plástico con burbujas de aire. Breve paréntesis (si alguien conoce el nombre de este hermoso invento del hombre, por favor, dígamelo, ya me cansé de llamarlo plástico con burbujitas de aire, aunque inevitablemente lo llamaré así el resto del texto, pues no me queda de otra, ni modos) Cierro el breve paréntesis. No pude evitar lanzarme contra ellos y empezar a apachurrar los botones mágicos. Claro, sólo logré desinflar dos, porque en seguida la prudencia regresó a mí y recordé que no los había pagado. De modo que dije, "pues si quiero apachurrar burbujas de aire, pues compremos un rollo -¡Un rollo!-", me fije en el precio y en seguida mi extraña parafilia -en un sentido nada cercano al sexo, conste- despareció por arte de magia.

No puedo decir que estoy curado, pero por lo menos me voy a esperar a que me llegue un paquete con este plastiquito, para no gastar en un vicio que no me llevará a ningún lado, a menos que me dedique a implantar récords consernientes a este deporte, que podría ser considerado en la olimpiada del conocimiento. Para mi buena suerte, no tengo que esperar a que alguien me mande nada, porque he encontrado una respuesta completamente natural y ecologista. En las hermosas -ahora son hermosas- calles de goya, y en sus alrededores, existe un arbolito al cual yo conozco por el nombre de ficus, ahora sólo me falta saber cuál de las 800 especies es. Pero algo es algo.

Les decía, este arbolito es mágico. En época de primavera tirándole a verano, o sea, por estas fechas, me imagino que el género femenino del ficus, empieza a dar unas pequeñas frutillas que caen al estéril suelo de concreto. Podríamos pensar que las frutillas se convertirán en un desecho más de la madre naturaleza, que al no encontrar la fertilidad de los campos para seguir reproduciéndose, sólo habrá arrojado una frutilla que se pudrirá sin hacer feliz a nadie. ¡Falso! ¿Falso? Sí, falso. Esas frutillas son la respuesta a mi plegaria por encontrar un sustituto al plástico con burbujitas de aire. ¡Y además es ecológico! ¡Qué mas puedo pedir!

Basta pisar una de esas frutillas, que no medirán más de un centímetro, para que el tronido suave y guayaboso que produce, me haga sentir la misma sensación que siento cuando trueno las burbujitas del plástico. Y lo más hermoso es que en estas fechas ¡hay millones de esferitas! Es una sensación mezclada entre tronar hojas secas -pero bien secas, porque, como dice Omar, hay unas que se ven secas, que te estás imaginando el crujir de las hojas y... oh decepción- comerte un pastel de queso con lo que sea, y el hecho de sentir un crujido.

Quizás ahí está la respuesta a todo: el crujido. No podemos negar nuestro origen animal, nuestros instintos más añejos siguen dentro de nuestro corazón, o quizás se encuentren en nuestro apéndice, ese órgano "inútil" puede encerrar la bestia que todos llevamos dentro. Quizás al tronar una burbujita de aire, o una hojita seca, o una frutilla, nos sea un paliativo para calmar al guerrero que llevamos dentro -y no, no hablo de francisco díaz, el guerrero del asfalto, chiste local, sorry- quien brama por sentir el contacto de la sangre caliente rodando por las fauces, que gime por volver a sentir los cráneos tronar bajo sus pies, que se retuerce de desesperación por no poder dejar salir -tres infinitivos al hilo, no cualquiera, eh- al legionario, al macho, a la testosterona materializada en hombre.

Por eso, las frutillas son tan importantes en el ecosistema ecológico. Cuidemos las frutillas del ficus, ahora sólo tengo que saber cuál de las 800 especies es...

5 comentarios:

Edgar Rodriguez dijo...

En verdad estos temas son fútiles, pero no por ello menos ciertos y hermosos. La sensación de escuchar crujir hojas secas o las famosas bolitas de aire (tambien desconosco el puto nombre) son algunas veces motivos suficientes para seguir soportando otras cosas sufribles de esta via. A veces me gusta ir a la parte de electrodomesticos del super, sólo para ver si encuentro alguna de estas maravillas sueltas por ahi (muchas veces las dejan arrumbadas en algun anaquel, tú buscale, vale la pena). En fin, desconosco las frutillas de las que hablas, pero me gustaría conocerlas, es más, estoy dispuesto a ir a Goya sólo para conocerlas.
Saludos

Edgar Rodriguez dijo...

por cierto, el link de tu blog al mio no funciona, quien sabe por que.

EM dijo...

Lo mas valioso de estas frutillas es que son anti estres,
que viva Villa!! ...

(Perdon, se me salio)

Que viva el estres!
y vivan las bolitas!

Pamela Gutiérrez dijo...

En inglés se llama bubble wrap. ¿En español? Perdón, no lo hablo bien.

Por cierto, hay un mal sustituto virtual para esas necesidades desestresantes.
http://fun.from.hell.pl/2003-11-24/bubblewrap.swf

Conste que es virtual.

Anónimo dijo...

Hola, el nombre del plastico es: El film alveolar también llamado coloquialmente plástico de burbuja.
En serio me gusta tu blog en mis momentos de aburrimiento