Hace unos cuantos años, un poco más de diez para ser exactos, en México se extendió una extraña forma de vincular a la más mítica de las bestias con el más legendario de los políticos. Fue entonces cuando nació la figura del "Chupacabras-con-cara-de-Salinas". Daba miedo pero los retratos no iban más allá de meras historias de pueblerinos y descripciones "de a oídas". Nadie podía creer que existiera la simbiosis entre el depredador más pulcro (recordad que bebía la sangre de sus víctimas sin dejar más rastro que un par de hoyitos) con el político de la ignominia (iba por un excelente camino para convertirse en el siguiente Plutarco Elías Calles, hasta que un trompicón le destruyó el castillo de naipes y cayó en la burla más pura; después reapareció con la buena Denisse Merker a quien le dio una clase de cómo enfrentar una entrevista y coaguló la célebre frase "eso es política ficción"). Pero finalmente y tras varios años de ausencia en las pasarelas de la política, regresó y ofreció una entrevista para El Universal en la cual presentaba SU libro con SU verdad, en la cual destrozaba al pobrecito Zedillín y al amigo de los "pobres" (y por ende, amigo del pobrecito Zedillín) Andrecito.
Lo que puede quedar para la posteridad es un momento, un cuadro captado por las cámaras de El Universal TV. En esta imagen se conjuga todo lo que fue, es y será C. S. G. De hecho, y si se fijan bien, podemos ver al demonio en sus pupilas. Es toda una profecía. Disfruten la imagen.
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