Esta es la última parte del ensayo que entregaré el miércoles. Creo que es poco académico, pero no puedo evitarlo. Eso sí, tiene una alta carga de lo que pienso y lo que creo.
Entonces, las monedas se unen, los bancos se centralizan con el poder del Estado, diversificando las marcas. En este punto es interesante recalcar los sucesos franceses, en donde extrañamente desde que Sarkozy llegó al poder, los asaltos, las huelgas y los secuestros han aumentado. Extrañamente desde que llegó Sarkozy, en México aparecen una francesa ligada con secuestradores (diversificación mercadotécnica del negocio del narco), después un “doctor” francés es ejecutado y más tarde una pareja de franceses son muertos en un microbús. ¿Coincidencia? Creo que está muy ojona pa’ paloma. Mi hipótesis es que la mafia narcótica francesa subió al poder junto a Sarkozy y está tratando de entrar a México. Pero lo interesante de esto es que la mafia ya penetró (o ya se evidenció terriblemente) en las altas cúpulas. Ya no son los sobornos, ya controlan las cosas. Ya no temen al gobierno, porque ellos son el gobierno, y si son el gobierno entonces están centralizando el dinero y entonces sí, entonces sí…
Esa es la perspectiva hacia el futuro, un capitalismo centrado nuevamente en la producción, una repartición de la riqueza para que la máquina siga girando, unas monedas y economías cada vez más fusionadas, producción sectorializada y por lo que se puede ver los bienes mundiales (agua, energéticos y alimentos) privatizados. Yo votaría por que los Estados realmente se dedicaran a proteger a los civiles, a garantizar energía, salud, agua y alimentos, que estos fueran “gratuitos”, previo pago de impuestos. De esta forma la producción carecería de un costo fuerte como lo es los energéticos y por lo tanto se abarataría un poco más. Pero lo que es esencial es cambiar la forma de ser de cada uno. Debemos ser menos egoístas, pensar más en el otro, no sólo en nuestros semejantes, pensar más en el planeta en el que vivimos, pensar más en los ecosistemas, pensar en las personas, olvidar un poco el mal entendido concepto de libertad que sólo nos vuelve egoístas y al final nos relega de los demás. Quizás entonces aparecerá una especie de comunismo, no centrado en estar iguales pero maltrechos, no centrado en la maquinaria, en pensar todos igual, en el concreto y el pragmatismo de sus construcciones, que son elocuentes y reflejan el vivir de una sociedad. Un comunismo real, donde no hagamos a los demás lo que no queremos que nos hagan, sino hacerles lo que es justo que reciban, tratarlos como merecen ser tratados, utilizar más el sentido común y volvernos más abiertos a los sentimientos de otros, a los pensamientos de otros, no creer que la sola verdad está en cómo lo decimos nosotros, no pensar que el mundo gira a nuestro alrededor, no ser descuidados e irresponsables con la vida y con el con que de que quiero ser libre, fumo, tomo, me inyecto, inhalo, fornico y al final los únicos que crecen son los narcotraficantes, los pederastas, los tratantes de blancas, que ven un público insatisfecho, que ansía romper las reglas, que ansía poder estar en los brazos de una niñita, que ansía fumar de la verde, que ansía que no le digan qué hacer pero que no sabe qué hacer y lo que hace, lo hace mal.
Si no cambiamos nosotros, no importa qué sistema económico venga, no importa que venga otro Mesías, no importa que haya otro holocausto, no importa que venga un Batman, no importa que todos seamos ricos, no importa que el mundo se levante en un pináculo de gloria, porque todo volverá a derrumbarse, y no venimos a este mundo a derrumbarnos sino a demostrarle al universo que vale la pena vivir, y que aunque aún somos unos cavernícolas, podemos llegar a ser cavernícolas que han logrado sobrepasar el instinto de supervivencia y que pueden llevar a cabo la misión que les dieron hace mucho tiempo: cuidar al planeta y cuidarse los unos a los otros.
1 comentario:
Te he escrito en facebook, pero no sé porquè me gusta más hacerlo aqui. En fin, te decía que me recuerda a ese melodrama de la vida, y entre el villano y la víctima no sé en dónde nos encontramos... A ver qué tal la G20...
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