La increíble adaptabilidad de los bancos
Una cosa es muy segura, ni el capitalismo va a dejar de existir ni los bancos van a desaparecer. Los bancos son una de esas raras instituciones que no respetan sexo, edad, religión, creencias ideológicas o marca preferida de pasta dental. Son universales, pues el dinero es universal. La única manera en que éstos pueden desaparecer es si alguien diferente inventa otra cosa que haga la misma función que las monedas y el dinero, y que no se parezca lo que ya haya inventado la banca mundial.
Cuenta la leyenda que fueron los Templarios quienes inventaron el sistema de bancos al tener sedes tanto en Occidente como en Oriente, de tal forma que los viajeros que querían cruzar hacia cualquiera de las dos direcciones con tal de no ser atracados en el camino, depositaban sus bienes en las manos de los Caballeros, recibían un papel signado y al llegar a su destino podían recuperar lo que habían salvaguardado, claro, previo pago de los honorarios correspondientes. Hay quienes aseveran que incluso los bancos existieron mucho, mucho antes, ubicando su aparición en el siglo IV A. C., en algunas polis griegas, y cuya función principal era ser bancos públicos que realizaban operaciones equivalentes a lo que hoy sería el crédito y el cambio, que recaudaban impuestos y acuñaban monedas. Incluso están los clásicos que afirman que “el primer banco moderno fue fundado en Génova, Italia en el año 1406 y su nombre era Banco di San Giorgio”.
Esta información nos permite decir que por lo menos desde el siglo XIV, los bancos ya tenían una organización establecida y una función en la sociedad de aquellos años en los que el capitalismo aún no existía como tal, por lo tanto, podemos afirmar que los bancos no son inherentes al capitalismo, sino que son sólo una institución que ha crecido a lo largo de los años y que se ha adaptado a las inclemencias de sus tiempos, de tal suerte que incluso en una sociedad comunista como la de la URSS, existía un banco central que era el encargado de movilizar el capital acumulado por el Estados (porque quiéranlo o no, y ya lo decía Marx, para que exista el socialismo y luego el comunismo, primero debe existir algo que repartir y ello es el capital), un Estado que fungía como una gran empresa.
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